Moeckel y Navarro Antolín: La ‘magnitudinitis’ y cien titulares más de su diálogo entre cofrades
Ayer y organizado por ‘Páginas del sur’ con el patrocinio del Ayuntamiento de San Fernando y la colaboración del Consejo de hermandades se celebró un acto titulado ‘Diálogo entre cofrades’ que trajo a La Isla a dos cofrades sevillanos: Carlos Navarro Antolín -subdirector del Diario de Sevilla- y Joaquín Moeckel Gil -abogado y ex Hermano Mayor de la Hermandad del Baratillo-.
Este acto, y así se promovió, estaba dentro del programa de actos que Páginas del Sur había realizado para la exposición que se iba a realizar anterior a la Magna Mariana. La exposición no se hizo por culpa únicamente del Ayuntamiento de San Fernando pero esta programación siguió adelante, en este caso en una fecha de un mes posterior a la celebración de la Magna Mariana.
Pero cuando traes a un acto a dos cofrades de esta altura, eminentemente libres, pasa que aunque sea un acto aparejado a una Magna en primer lugar te dicen que existe una magnitudinitis y que eso de organizar procesiones Magnas como que habría que pensarlo dos veces. De eso y de cualquier otro tema de las cofradías. Y es que su visión argumentada, fácil y razonada hace entrar en muchos aspectos que en ocasiones pasan de largo pero que necesitan su momento de reflexión.
Y con estos ingredientes en una coctelera de libertad salen cien o alguno más titulares para este diálogo entre cofrades. Y es que Navarro Antolín, que llevó el hilo conductor de la conversación como periodista que es, fue planteando tema tras tema que con la elocuencia que caracteriza a los dos participantes hizo que la casi hora y media de conversación diera para mucho.
La fe, las hermandades y Amigo Vallejo
“Sin fe no hay nada”. Moeckel quiso abrir plaza con un análisis comparativo entre el mundo fallero de Valencia y las hermandades a la pregunta da Navarro Antolín sobre si la fe era otro elemento más o imprescindible y por ello aseguró que “Las hermandades no son un centro de experiencias”.
No faltaron referencias al Cardenal Amigo Vallejo, en este caso a las normas de finales del pasado siglo, que dieron para mucho. Una de las primeras cosas que se analizaron fue la inclusión en esas normas de la obligatoriedad de ser bautizado para poder formar parte de la nómina de una cofradía. Pero dieron con una clave “esas normas no tenían el centro en las nazarenas sino en hacer las hermandades asociaciones públicas y no privadas, restando toda la autonomía a las mismas”.
Tampoco faltaron los comentarios a la etapa de Moeckel como Hermano Mayor del Baratillo. Sobre esta etapa Moeckel dijo que llegaba a ser tan “venenoso” que “olvidas tus quehaceres diarios” dando ejemplos de ello con su vida privada. No faltó, de esta etapa, su presentación ante el Cardenal Amigo Vallejo al iniciar su mandato, con 33 años.
No faltó el debate entre el número de hermanos en los cortejos algo que hace, según Moeckel “insufrible” ver una hermandad actualmente como la suya -El Baratillo- de principio a fin. ¿Números limitados? Quizás se argumentaba mejor por los cofrades sevillanos con herramientas como la Hermandad del Silencio de Sevilla y su programa de formación previo a participar en el cortejo de la hermandad.
“No deben ser Bolsas de Solidaridad sino Bolsas de Caridad” afirmó Moeckel. Y ahondó que una de las ramas más importantes actualmente en esta labor es acompañar a hermanos que por su edad viven en soledad en sus casas.
La mangitudinitis
Uno de los temas que más tiempo abarcó de la charla entre cogrades fue las magnas y procesiones extraordinarias. Navarro Antolín se posicionó totalmente contrario a esta proliferación y Moeckel dijo que “si esa religiosidad popular fuera real encantado de la vida, pero no es real” y argumentó que no era real ya que “hemos cambiado el campo de visión, antes era de respiradero para arriba y ahora es de respiradero para abajo”.
Pusieron, ambos contertulios, en duda, que estos actos -como el celebrado el pasado 30 de septiembre en San Fernando y en el que este diálogo de cofrades era un acto aparejado- llamaran a la piedad popular sino que eran más bien actos para contemplar pasos, sin más, e incluso “antes hacían fotos a los pasos pero ahora graban a las bandas”.
El manoseo de las hermandades
“El triángulo peligroso” así llamó Moeckel a la unión de la autoridad eclesiástica, hermandades y poder político. Y es que los contertulios argumentaron en contra de como se está “manoseando a las hermandades” y el precio de esto será “la decandencia”. La Semana Santa “era algo exquisito” dijo Moeckel y ahora se está perdiendo por ese manoseo de las hermandades.
El manoseo de las hermandades llega por el poder político en forma de subvenciones a las que Moeckel tituló como “la droga del siglo XXI” y afirmó que “por recibir esa subvención no se debe quedar adormecido”. Y lo dejó claro afirmando que “si yo recibiendo la subvención o el apoyo público al cual tengo todo el derecho del mundo sin tapujos y sin reparos y eso me hace perder la independecia, no a la subvención, si eso me hace ser independiente, entonces sí”.
El acto finalizó con la intervención del presidente del Consejo que agradeció la presencia de estos contertulios a los que agasajó con una revista para seguir la Magna Mariana celebrada hace un mes y un ejemplar de ‘Insula Fidei’ sobre el patrimonio de las hermandades de San Fernando.