‘Sanctus’: La exposición sobre el Santo Entierro Grande de Sevilla
Un viaje a la Sevilla del siglo XIII y un recorrido por la historia de una hermandad fundada en el barrio de los Humeros. Se puede resumir en estas dos ideas el discurso principal en el que se basa la exposición Sanctus. Santo Rey-Santo Entierro, que se ha inaugurado este viernes en la sede central de la Fundación Cajasol, un acto al que han acudido, entre otros, el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz; el delegado de Gobernación y Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera; el presidente de la entidad cultural; Antonio Pulido; y el presidente del Consejo de Cofradías, Francisco Vélez; además del hermano mayor de la corporación organizadora de la muestra, Fermín Vázquez.
La exposición, con motivo de la celebración del Santo Entierro Grande el próximo 8 de abril y producida por Páginas del Sur, ocupa dos plantas de la fundación, diferenciadas por las temáticas de las que allí se hablan. La entrada a la muestra se centra en los cortejos de las hermandades de la provincia que poseen a un Cristo yacente como titular. Dicha estancia la componen la indumentaria de soldados romanos que integran las centurias de esas comitivas, como las de Écija o la de Alcalá del Río. De esta última destacan los ricos bordados de las prendas, que se contemplan la tarde del Viernes Santo en la villa ilipense. También se incluyen los que aparecen en la cofradía hispalense.
La segunda sala la protagoniza la antigua urna de salida del Cristo Yacente, donde la imagen suele estar expuesta al culto durante todo el año en el presbiterio de la iglesia de San Gregorio. Estos días, en los que se celebra el quinario, se puede contemplar en dicho templo una estampa inusual, con el titular de la corporación en un catafalco.
Una urna riojana
Siguiendo con esta temática, adquiere gran interés la tercera sala, donde, además de las imágenes secundarias del paso del Duelo (con sus ricos ropajes con bordados decimonónicos), se pueden admirar otras dos urnas de bastante valía artística. La primera de ellas viene de Logroño y entraña una historia muy peculiar, pues se trata de una copia de la urna que tuvo la Hermandad del Santo Entierro sevillana hasta el expolio de las tropas franceses a inicios del XIX. Se trata de una pieza realizada en palosanto, carey, plata y cristal, entre otros materiales. De magnífica factura, fue donada por el capitán Gabriel de Unsain, natural de la capital riojana, pero residente durante muchos años en la ciudad hispalense.
Esta pieza cobija en su interior -y ahí viene lo interesante- un Cristo Yacente que recibe culto todo el año en la Concatedral de Santa María de la Redonda y que se relaciona por sus rasgos estilísticos con el taller de Pedro Roldán, algo que no resulta extraño si se tiene en cuenta que fue encargado por el mismo donante de la urna. En Sevilla sería muy difícil que una imagen expuesta a la veneración diaria se «prestara» para una exposición. El caso más reciente ha sido el del Cristo de los Desamparados, del Santo Ángel, que viajó hasta Nueva York para una muestra.
La otra urna que integra esta sala viene de Écija, tiene también una importante labor de ebanistería con madera tallada, plata y carey. Pertenece a la Hermandad de la Virgen de la Soledad y Santo Entierro de este municipio sevillano, fue realizada en el siglo XVIII y guarda, de igual modo, bastante semejanza con la que tuvo la corporación sevillana, debido a la amistad de su autor, Cristóbal de Yepes, con Antonio Cardoso de Quirós, autor de la famosa Canina y quien participó en la realización de la urna sevillana.
Dos imágenes marianas
El Yacente de Logroño no es la única imagen de culto que se incluye en la muestra. También forman parte de ella la Virgen de Villaviciosa (a la entrada de la tercera sala) que se venera en la Catedral de Córdoba, cuyo Cabildo la ha cedido para esta muestra, al ser la advocación primitiva de la que recibe el nombre la Dolorosa del Santo Entierro sevillano. Y también, ya en la planta superior, se encuentra la Virgen de la Merced (en el convento de la Asunción de la calle Guadalquivir), cuyos orígenes se remontan a la Reconquista de la ciudad y que muchos sevillanos recuerdan por protagonizar un polémico documental a principios de los 80 sobre el Rocío (que llegó a ser censurado).
Esta cuarta sala se centra en San Fernando, personaje histórico con quien se relaciona la fundación del Santo Entierro, cuando se encontraba en el Convento de San Laureano, en el barrio de los Humeros. Varios son los enseres prestados para esta estancia (dividida con curiosas lonas impresas que recrean el campamento del monarca castellano), entre los que destacan los que vienen del Cabildo Catedral de Sevilla (documentos de la Biblioteca Colombina y una plancha de cobre de Pacheco), del Ayuntamiento (el pendón de la ciudad) o de otras hermandades sevillanas, como la Patrona de los Sastres con su bandera conmemorativa por la boda de Carlos I con Isabel de Portugal, celebrada en el Alcázar en 1526.
El Yacente de Pedro Millán
En una última sala se muestra una talla poco conocida para los cofrades: un Cristo yacente, atribuido a Pedro Millán (1504), cedido por la parroquia de la Magdalena en 1953 al creerse que fue el primtivo titular del Santo Entierro, posibilidad poco probable, ya que la imagen original era articulada para realizar el Sermón del Descendimiento.
La exposición estará abierta en la sede de la Fundación Cajasol hasta el 28 de marzo. Se podrá visitar, de lunes a sábado, en horario de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00.