Opinión

Las láminas del 2010 y sus firmas ocultas

La procesión Magna Mariana “María, Reina de la Salvación” va rodando hacia el 30 de septiembre cada día con mejor aspecto e ideas, como es la de las láminas conmemorativas. Cuando leí la idea de las láminas, me trasladó al 2010, a su Magna y también, a las láminas de la Magna.

La procesión Magna del 2010 no sólo supuso un hito para San Fernando, sino que representó un acontecimiento personal para muchos cofrades que vivíamos con frenesí la vida de nuestras hermandades y sus actividades. En un plano más personal, por aquellos años, los que hacíamos la revista cofrade El Penitente llegábamos algo cansados al 2010 después de nueve años con ediciones anuales en San Fernando, Jerez y El Puerto de Santa María. Pero sabíamos que la Magna tenía que ser un latido intenso en nuestro papel couché. Sólo éramos tres y cada uno con nuestros trabajos de verdad: Manolo Sánchez, Ángel Martínez y un servidor. La fatiga editorial y una publicidad que menguaba nos hizo tomar la decisión que El Penitente se despediría con la Procesión Magna, pero que lo haría con algo grande que perdurara en el tiempo y que nos hiciera recordar todo lo vivido.

Por eso, además de un importante despliegue de información en la revista, se nos ocurrió la idea de las famosas láminas de la Magna. Unas láminas que muchos cofrades tienen colgadas en las paredes de sus casas y que hoy sólo pretendo desvelar algunas curiosidades que quizá no se sepan.

Tras contactar con José Usero y exponerle la idea de las láminas, nos pusimos a trabajar tanto en la logística de su publicidad como con todo el material que Pepe nos iba solicitando, que básicamente, consistía en fotografías de los pasos desde distintos ángulos y distancias. En el 2010 no existía el despliegue de fotografías e información que hoy tenemos, por ejemplo, gracias a Isla Pasión, que ya colaboraba con El Penitente.

Se decidió que se haría una edición limitada de 200 láminas, firmadas y enumeradas por José Usero, además de tres pruebas de autor.

Pero vimos que los pasos de misterio no eran suficientes para enlucir las láminas; queríamos algún guiño más para el recuerdo. Y fue ahí donde se nos ocurrió dejar inmortalizados a algunos personajes y dejar nuestra firma de manera más oculta. Manolo, Angel y yo elegimos cada uno a nuestro capataz de entonces y le pedimos a Usero que lo incluyera en las láminas. Si ahora vas a verlas, podrás distinguir a Dominico, Enrique Ruiz y a Pepe el mellao delante de los pasos, y además también incluimos a Ángel Zapata.

Además, pusimos a un fraile carmelita, a un acólito y a algunos penitentes. Entre los penitentes están las tres firmas ocultas que hasta ahora no han sido abiertamente reveladas. Por eso, ahora que hablamos de Magna y de nuevas láminas, quiero dejar este artículo para desvelar quienes son esos penitentes, que ya he nombrado: el penitente de Afligidos, el de Soledad, y como no, el de Medinaceli. Ahora, vaya a sus láminas y sonreirá al ver y reconocer todas esas firmas ocultas que tras trece años siguen impasibles en el tiempo.

Eduardo Coto