La procesión de la Palma en Cádiz: Un bien de interés cofrade
Cada primero de noviembre Cádiz celebra, y especialmente los viñeros, la intercesión de la Virgen de la Palma Coronada en el maremoto de 1755. Y lo hace desde bien temprano para la bendición de las aguas en la Caleta, o posteriormente con la celebración eucarística en el templo que es epicentro devocional del barrio y que se extiende por sus calles en la procesión de la tarde.
Esto, año tras año, casi inalterable desde el recordado maremoto. Y eso hizo que se declarara en este último año esta jornada como Bién de Interés Cultural (BIC). Algo que llevaron a gala los viñeros y palmeros ayer, que estrenaban esta catalogación en este 1 de noviembre.
Pero por encima de BIC, lo de ayer es un bién de interés cofrade. Un momento, especialmente la procesión, que no debe perderse aquel cofrade que pueda acudir a la misma. Mucho público hasta la recogida y desde el inicio a las cinco y media de la tarde. Una procesión marcada también por un cortejo, quizás reducido, al faltar muchos hermanos en las filas con su cirio.
El paso recuperaba el templete bajo el que se exponía a la Santísima Virgen, una pieza algo deteriorada pero que dio una visión totalmente distinta a la Virgen en la procesión. Visión distinta también la de los faldones perdiéndose la impronta de los pintados que tenía este paso por otros lisos menos acordes al mismo.
La música por parte de la sanluqueña banda de Julián Cerdán es sin duda uno de los mayores alicientes, junto a la Virgen, para cada año acercarse a Cádiz a contemplar y disfrutar de un bien de interés cofrade, la procesión de la Virgen de la Palma Coronada.