Trinidad regresó a la Iglesia Mayor tras su misión para concienciar sobre la donación de órganos
La Virgen de la Trinidad ha estado los últimos cinco días en el Colegio Vedruna de nuestra ciudad, conocido por todos como las Carmelitas. Aquí llegó para que durante este tiempo mendiante charlas a los más pequeños y a la comunidad educativa, padres y todos los interesados, se les concienciara sobre la importancia de la donación de órganos.
Una vez desarrollada esta labor la Santísima Virgen volvía hoy hasta su sede canónica tras la misa de siete de la tarde celebrada en la capilla del colegio. Minutos antes de las ocho de la tarde el cortejo se disponía en el interior de la capilla y comenzaba a discurrir para enfilar la calle Colón y seguir por Constructora Naval.
Aunque la hermandad había solicitado todos los permisos oportunos ante el Ayuntamiento de San Fernando, la Policía Local no se personó y por tanto tuvieron que comenzar su discurrir entre un coche y otro que pasaba. Al comenzar el cortejo a inundar la calle Colón comenzó a provocarse un atasco de coches que recorría toda la calle Colón, seguía por Escaño y llegaba más allá de la Venta de Vargas.
Viendo que la Policía Local seguía sin personarse se realizaron distintas llamadas en lo que a todo esto el cortejo continuaba saliendo de la capilla con el enfado de los conductores que hacían patente su disconformidad haciendo sonar el claxon de sus vehículos. Además a todo esto se añadía la complicada maniobra para salir de la capilla teniendo que sortear una altura muy reducida que hace que la propia parihuela tenga que desmontarse -para volver a montarse luego- la estructura que sirve de soporte.
El cortejo prosiguió por el recorrido marcado, no siendo hasta media hora después de la salida cuando ya si dos agentes de la Policía Local acompañaron al cortejo hasta la entrada en el primer templo de la ciudad.
No fue la única pega que tuvo un excelente traslado -bastante público en las aceras y hermanos en el cortejo- ya que el acompañamiento musical pendió de un hilo hasta último momento y finalmente se tuvo que restringir a piezas musicales que no fueran marchas procesionales. Sí, un absurdo, pero del que hablaremos en unas horas en un artículo específico sobre el asunto.
Lo cierto es que la Virgen de la Trinidad sobre la parihuela -portada por cargadores de la JCC y hermanos de la corporación- era un total acierto. El recorrido acorde y el regreso a la Iglesia Mayor un nuevo momento cofrade para el recuerdo.
La Virgen llegó tras un traslado misional que ha servido para concienciar sobre la donación de órganos. Por un solo carnet repartido de donante, habrá merecido la pena.