Martín ‘para, templa y manda’ en una llamada a abrir las puertas de una nueva Semana Santa
La expectación era evidente. Desde el mes de noviembre el pregonero había anunciado en breves pinceladas su interés por volcar parte de su vida en el texto pregonero. Y así fue. Tal era la expectación que el Real Teatro de Las Cortes mostraba una inusitada distribución tras abrir sus puertas: hasta cien sillas más distribuidas por todo el teatro para dar cabida a la gran demanda de cofrades que no querían perderse el Pregón de 2014.
El público entraba en el Teatro mientras la Sinfónica Municipal de San Fernando interpretaba «Cordero de Dios» de Ricardo Dorado y «Macarena» de Cebrián en un espacio en el que olía a incienso y se comentaban las últimas noticias de las hermandades y cofradías.
Con el cartel de «no hay billetes» en el Teatro se levantaba el telón para dar paso a las autoridades. Pero, aquí otra novedad. Junto a la tradicional distribución de sillas de la presidencia y los dos reposteros -Ayuntamiento y Consejo- se mostraba el paso de la Virgen de la Soledad visto desde su parte trasera. La mesa del paso, con flores, candelabros de cola, manto y pollero de la Santísima Virgen rematados por la plata. Como si de un Viernes Santo se tratase el público contemplaba esa imagen que recuerda a los momentos en los que tras ese manto se desvanecía la Semana Santa de La Isla.
Y así, con el Teatro asombrado ante tal montaje, tomaba la palabra el director espiritual del Consejo de Hermandades y arcipreste de la ciudad, Rvdo.P. Alfonso Gutiérrez Estudillo, quien comenzaba el rezo del Ángelus recordando al cofrade isleño Antonio Sánchez Cepero que fallecía el pasado viernes.
Tras el rezo por parte del arcipreste de la ciudad tomó la palabra la secretaria del Consejo de Hermandades, Pilar Olmo, que recordó el momento en el que el pregonero recogió de manos del Consejo el portafolios que albergaba su texto y en el que anunció que el pregón desgranaría su «alfa y omega» como cofrade, así como cedió la palabra tras la interpretación de la marcha «Cristo de la Lanzada» de Márquez Galindo al presentador del pregonero Juan José Castiñeiras Bustillo.
Castiñeiras Bustillo dibujó un perfil sobre el pregonero en el que no faltaron recuerdos del inicio de su amistad y al que consideró en sus palabras «más que un amigo, un hermano». Compañeros de carga -antes en la JCC y ahora en el misterio de los Afligidos- y con «vidas muy en paralelo» según afirmó el propio presentador.
El presentador se preguntó «¿Podrá tener un pregón más aristas que este que vayamos a escuchar?» refiriéndose a la condición de cofrade, cargador y demás ámbitos en los que José Martín ha ido ligando su vida a las cofradías.
Tras la presentación y una vez sonaron los últimos compases de la marcha «Amarguras» de Manuel Font de Anta el pregonero de forma pausada se levantó de su asiento y buscó al arcipreste de la ciudad al que le pidió su bendición antes de dirigirse al atril pregonero.
El pregonero llevaba sobre su pecho la venera de la Hermandad del Prendimiento que posee desde los comienzos como hermano de esta corporación y que se quitó para colgarse la que esta cofradía le ha regalado en esta Cuaresma similar a las que portan los miembros de su junta de gobierno.
Ya una vez plantado sobre el atril comenzó en verso un inicio que marcaría el «leitmotiv» del Pregón, quizás los dos versos por los que se recordará el mismo: «La Pasión llama a tus puertas, / ¿a qué esperas?».
Y con esta pregunta una y otra vez repetida el pregonero fue describiendo una a una las hermandades de la ciudad así como afirmaba «Ábrelas con ilusión y despierta» y se preguntaba «¿No oyes cómo repican las campanas de las iglesias, los conventos y las capillas?».
En estos versos se fueron adivinando también otros aspectos del Pregón como la «valentía» que el pregonero pidió a los cofrades a la vez que animaba a que le acompañaran en este mediodía de primavera en sus versos que pedían «Coge tu cirio, sígueme, súbelo y ponlo al cuadril, que este pregón ya sale, a la voz de un capataz, que bien lo vale, que lo llama al cielo sagaz, de la forma más sutil».
Remató el pregonero estos versos que ocuparon buena parte del inicio del pregón anunciando «¡Feliz cofrade! entregado por entero, comprometido, agradecido y en este domingo de vísperas, vuestro emocionado pregonero».
Acabados los versos el pregonero se enfundó en la prosa en la que, acompañado por las voces femeninas del Coro San Juan de la Cruz interpretando la primera estrofa de «Resucitó» el pregonero sentenciaba «Los vientos en calma facilitan las fragancias primaverales que se destapan justo en el momento que el levante concede la venia al sol, para que brille como nunca en Domingo de Ramos».Tras estas palabras en el Teatro se escucharon los gritos de niños de la Hermandad de Cristo Rey que anunciaban vivas a Cristo Rey y a la Virgen de la Estrella y que gritaban «Queremos salir, queremos salir» al igual que ocurre cada tarde de Domingo de Ramos en el patio del colegio de La Salle momentos antes de la salida de la primera cofradía del Domingo de Ramos en la que el pregonero abrirá las puertas de su capilla.
Con este momento de la apertura de la puerta de La Salle, José Martín anunció parte de lo que estará por llegar repitiendo sucesivas veces «Por delante siete días de Pasión…» que se completaban con momentos de nuestra Semana Santa y que remató con versos que referían de nuevo a la primera parte de su Pregón.
En este momento el pregonero quiso realizar los oportunos saludos a las distintas autoridades para continuar tomando términos taurinos, los mismos que aprendiera de su padre, para dedicarle a él «desde el centro del ruedo que es hoy este bendito escenario» su Pregón de Semana Santa.
Tras esto, un recuerdo emocionado a la interpretación de la marcha «Amarguras» tan conocida por el pregonero en la salida y recogida de la Hermandad de Afligidos en la que es capataz y de la que afirmó «Mientras la Virgen recibe un abrazo afligido de quien anhela un maternal consuelo, se oye una conversación entre las líneas de un pentagrama» en referencia al misterio que representan Jesús de los Afligidos y María Santísima de la Amargura. Esta parte la remató el exaltador con versos que anunció con un «¡Al son de Amarguras! ¡Que Jesús abrace a María!».
El Pregón continuó con una mirada atrás, a sus inicios como cofrade en la Avenida Reyes Católicos momento que sentenció diciendo «Omega de una vida terrenal para quién injustamente fue clavado en esa Cruz y alfa de la Pasión. Alfa de la Pasión para este cofrade de vocación, cargador emérito, ahora capataz de oficio, y elevado en este maravilloso día a pregonero».
Esta parte del pregón incluyó también versos a los contraluces de la Semana Santa en los que se vieron reflejados hermandades como Humildad y Paciencia y Perdón.
Aquí el Pregón dibujó una pequeña sonrisa en la cara de los asistentes con la historia sobre un nazareno de la Esperanza de Triana que un año figuró en la presidencia de la Hermandad del Prendimiento y que al llegar a la Estación Menor en las Capuchinas le preguntaron «Mire usted, si no es molestia: ¿Es costumbre en Sevilla eso de ponerse de rodillas en el rezo de la Estación Menor?» a lo que respondió «No se si es o no costumbre. Lo que yo se, es que estoy muy cansado y esta es una manera de poder estirar algo». El pregonero desveló finalmente que este enigmático nazareno no era más que un cofrade isleño que se enfundó ese día esa túnica procesional.
Aquí el texto pregonero se quiso acordar de momentos de las Semanas Santas -y Cuaresmas- de hace algunas décadas. Cintas de casette, juegos de Spectrum, grabdoras Sanyo, tomavistas, el vídeo comunitario o las grabaciones de los hermanos Manuel y Juan Carlos Muñoz de los que dijo eran en su momento «un Banian adelantado en el tiempo» en referencia a nuestros compañeros y amigos de la productora audiovisual.
Volvió el pregonero a los términos taurinos y aseguró que «el arte es toreo, y cargar en Semana Santa no lo es menos» para recordar a diestros isleños que tuvieron una vinculación especial con la Semana Santa: Rafael Ortega, Francisco Ruiz Miguel, Benjamín, Chamaqui o Agustín Sirviente, Majanillo, El Niño torero del Naca.
El pregón marcó aquí un alto y quiso ser un homenaje a la mujer cofrade y sin duda uno de los momentos más emotivos de la disertación. El pregonero llamó al escenario a su hijo pequeño, Gonzalo, al que entregó una papeleta de sitio de la Hermandad de Columna con el nombre de su mujer a la que quiso agradecer con este gesto tantos años a su lado y como continuación de «esa bonita y familiar costumbre de los Gurría».
El siguiente escenario del Pregón lo marcó José Martín en forma de verso a base de recurrir a la frase «¡Qué cosa más bonita un Paso de Palio!» en un alegato total de su condición mariana y que no quiso esconder en ningún momento así como lo anunció su presentador.
La Sacra Conversación del palio de la Virgen de las Penas, el diálogo de las Santas Mujeres en el misterio de la Vera-Cruz o la representación del misterio de las Tres Caídas ocuparon las siguientes páginas del pregón que se iba consumiendo pasando su ecuador.
Pero, llegados a este punto, una de las tulipas del candelabro del paso de la Soledad se mantenía apagado a diferencia del resto. Para ello desde el vestíbulo se acercó al escenario un cofrade con una vela de la campaña «Lágrimas de vida» encendida con la que dio luz a un servidor que se acercó a una a la tulipa apagada para encenderla junto a la voz del pregonero que afirmaba «Lágrimas de vida: la historia en la que el dolor de unos padres se convierten en Esperanza».
El Pregón dirigió su mirada al barrio más cofrade, al de la Pastora, y en él, en el lugar en el que el pregonero supo su designación para situarse en el atril del Domingo de Pasión quiso recrear una conversación entre las dolorosas de la Piedad y la Salud bajo el lema «¡Claman Piedad por Salud!».
De la Pastora al barrio de la Bazán en el que el pregonero situó al caballo del misterio de las Tres Caídas en el Coto de Doñana junto al Simpecado del Rocío de La Isla para desde aquí enunciar una conversación entre el Maestro y el Pregonero en el que la voz primera correspondía al sevillano Antonio García Barbeito reconocido también por su participación en el DVD sobre la Procesión Magna editado por la empresa audiovisual BANIAN en el 2010.
El texto del Pregón quiso acordarse entonces de los que ya no están entre nosotros. «Papalardi», Tito Collantes o Ignacio Bustamante fueron algunos de los nombres que resonaron en el Teatro de Las Cortes. Sin duda estas pérdidas marcaron buena parte del Pregón.
Aquí, casi en la última cuarta parte del Pregón, José Martín Pérez quiso acordarse de su presentador y de un acto al que acudió en la noche de ayer: al traslado del Cristo de la Vera-Cruz a su altar de Besapié. Sin duda alguna, ese sentimiento de poder cargar -aunque fuera entre sus brazos- al Cristo crucero marcó de forma honda en el pregonero que fue premiado por un largo aplauso en esta parte de su disertación.
Desde el barrio del Cristo al del Parque en el que el pregonero se hizo cofrade y sigue vistiendo la túnica cada Martes Santo. Versos a Jesús del Soberano Poder al que recordó en su visita a Cádiz para participar en el Vía-Crucis de aquel mes de agosto y los que no podían faltar, a la Virgen del Buen Fin, a la que sentenció diciendo «Virgen del Buen Fin bendita, la que siempre esté a mi vera para ser el omega de mi vida en esta tierra».
Un paseo por la calle Ancha sirvió al pregonero para, mientras sonaba la adaptación de El Cristo de la Lanzada, de Rafael Márquez Galindo, para piano y chelo, mientras el pregonero afirmaba «Gracia y Esperanza, mi vida, mi corazón es tuyo Gracia y Esperanza, yo ya no estaré en este mundo cuando bajes sin mí la calle Ancha…». La música dio paso a la saeta de Miguel Alías Collantes dedicada a la Virgen de Gracia y Esperanza, Titular de la Hermandad del Huerto.
El Pregón iba tocando a su fin y junto a la segunda estrofa de «Resucitó» interpretada por las voces femeninas del Coro San Juan de la Cruz el pregonero se adentraba en el omega de su Pasión refiriéndose al negro manto de la Virgen de la Soledad al que siguió unos versos que evocaban la feliz Resurrección y que concluyeron con el sonido solo de la marcha «Rocío» con gaita rociera y tambor, interpretada por los niños Antonio Lanceta y Antonio Moreno que tras su intervención rompió en la continuación de esta composición por parte de la Banda Sinfónica y las últimas palabras del pregonero «Querido cofrade cañaílla, cuando la Pasión llama a tus puertas y repican las campanas de las iglesias, los conventos y las capillas: querido cofrade cañaílla, esta es nuestra comunión como cristianos y cofrades; esta es la comunión y el nexo que nos hace comulgar con nuestra Fe: haz, cumple; hagamos, cumplamos con lo dictado para que el Cuerpo de Cristo te guarde, me guarde, nos guarde a todos para la Vida Eterna. Amén» que generó en los múltiples aplausos del público y el tradicional «He dicho» del pregonero que clausuraba su disertación.
La interpretación de los himnos autonómico y nacional ponían fin en el Real Teatro de Las Cortes a un mediodía pregonero que continuó con el almuerzo en honor del pregonero en el que el Consejo de Hermandades y Cofradías quiso agradecer al pregonero con la entrega de un cuadro con motivos de sus distintas cofradías.
La jornada terminó en el ámbito más formal con la visita del pregonero al Besamano a la Virgen del Buen Fin en el que fue recibido por su Hermano Mayor y parte de su Junta de Gobierno. (ISLAPASIÓN).