La Junta declara la conmemoración del maremoto de Cádiz como BIC
El Consejo de Gobierno de la Junta ha aprobado este martes el decreto por el que se inscribe, a instancias de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Actividad de Interés Etnológico, la conmemoración del maremoto de 1755 por la Hermandad de la Palma de Cádiz, una actividad ritual que se practica en torno al Rosario y procesión de la Virgen de la Palma en el barrio de La Viña y que constituye en sí misma un fenómeno que presenta relevantes valores patrimoniales.
Según destaca el expediente, esta conmemoración es una celebración de carácter religioso-festivo y devocional que supone una manifestación de interés cultural donde se insertan los valores identitarios de La Viña, cuyos vecinos se reúnen en el lugar primigenio ritualizando simbólicamente su barrio, repitiendo y reafirmando esta relación simbólica, ha indicado la Junta en una nota.
La fiesta de la conmemoración del maremoto se recuerda cada 1 de noviembre desde 1755, día en que se produjo un maremoto en Cádiz como consecuencia del terremoto de Lisboa. Entonces, los sacerdotes de la capilla de la Virgen de la Palma, acompañados de vecinos del barrio, atestiguaron ver retroceder las aguas que se adentraban por la calle principal atribuyéndolo a la protección de la Virgen. Esa misma tarde, todo el vecindario se acercó a darle las gracias a la imagen y de este modo se originó la celebración que ha llegado hasta la actualidad.
La celebración de esta efeméride, que entra a formar parte del Catálogo General, tiene lugar durante todo el día del 1 de noviembre en tres momentos diferenciados. A primera hora de la mañana se realiza el rezo del Santo Rosario, con la procesión del cortejo desde la Parroquia de la Palma hasta la playa de la Caleta. A mediodía tiene lugar la misa conmemorativa y por la tarde se produce la procesión de la Virgen de la Palma por las calles del barrio de La Viña.
La Junta ha explicado que el rezo del Santo Rosario tiene lugar a la misma hora en la que se aproximaba la ola a la ciudad, mientras que el cortejo se inicia con la cruz alzada y ciriales que portan monaguillos, tras la cual se suman tradicionalmente las mujeres. Cierra este tramo un miembro de la Junta de Gobierno, que porta el estandarte del milagro, popularmente conocido como simpecado, una reproducción de mediados del siglo XX del original.
Por último, el hermano mayor porta en sus manos el crucifijo que se usó en el momento en el que se pararon las aguas en 1755, antecedido por monaguillos que llevan incensarios y naveta. Cerrando el cortejo está el sacerdote, que va en calidad de preste, portando una capa pluvial bordada en sedas fechable a finales del siglo XVIII.
La procesión discurre rezando el rosario y cantando los gozos del milagro, que todos los asistentes corean y repiten, hasta que llegan a la explanada junto a la Puerta de la Caleta. En ese momento, el sacerdote reza la oración del sacramentario dedicada a la bendición de los mares, toma agua bendita y asperge el mar.
A su vuelta, y al llegar a la calle de la Palma, el cortejo se detiene en un lugar clave, marcado con un retablo callejero y que es el punto en el que se detuvieron, en 1755, los sacerdotes que portaban el estandarte y el crucifijo pidiéndole a la Virgen que parara las aguas. Allí, el sacerdote reza la salve a la Virgen y bendice a los asistentes con el crucifijo del milagro.
Al mediodía se celebra la función solemne, que es como se llama a la misa conmemorativa que preside el obispo y a la que acuden, entre otros, las autoridades civiles y otras hermandades asociadas. Es el momento del canto de la conocida como Misa Típica Gaditana, interpretada por el coro de La Viña, una agrupación musical propia del barrio que tiene encargada esta labor desde 1970.
Por la tarde tiene lugar la procesión de la Virgen de la Palma, cuyo itinerario es variable, aunque siempre dentro de los límites del barrio. No obstante, hay un espacio que no puede faltar, como es el azulejo que conmemora el lugar en el que se pararon las aguas, pues es ahí donde, de nuevo, el coro formado por vecinos del barrio le cantan un tanguillo.
La Junta ha indicado que, por constituir parte esencial y consustancial a la actividad, se protege la vinculación con esta celebración de bienes muebles y espacios clave como el estandarte del Milagro y estandarte actual, el crucifijo del Milagro, la talla de la Virgen de la Palma, la Parroquia de Nuestra Señora de la Palma y el recorrido de la procesión del Santo Rosario.