El traje del Heraldo Real: Un regreso al XVI español
El conjunto de prendas que vestirá el Heraldo Real tanto hoy -en la recogida de cartas y posterior cabalgata- como mañana en la cabalgata junto a lo Reyes Magos está inspirado en la indumentaria española masculina que predominó en las clases sociales más privilegiadas de la primera mitad del s. XVI.
Hay que tener en cuenta que fue a principios de este siglo cuando surgieron en toda Europa potentes industrias dedicadas al lujo, siendo la textil una de las más destacadas; esto se debía, obviamente, a que gracias a los ricos y suntuosos tejidos con los que se confeccionaban las prendas, sus portadores demostraban, tanto a adversarios como a aliados, su elevado estatus social y poder adquisitivo. Esta importancia del sector quedó reflejada en las numerosas protecciones que las monarquías fueron ejerciendo sobre los gremios relacionados con el textil, véase el privilegio concedido por Fernando el Católico a los Velluters de Valencia, en 1479, por el que elevaba a Arte el oficio de tejer terciopelos de seda.
Centrándonos en la indumentaria del Heraldo, cabe mencionar el sayo o túnica hasta media pierna, realizada en terciopelo granate, simulando los ricos terciopelos brocados de la época, y ceñida mediante un ancho cinturón dorado. De esta prenda destacan las mangas folladas, caracterizadas por los acusados bullones presentes en la mitad superior, los cuales se confeccionan mediante la unión de varias tiras del tejido de terciopelo por las que se deja entrever el tejido del forro- originalmente se observaba la camisa interior-.
A modo de sobretodo o prenda de cubrir viste una ropa talar, sin mangas y completamente abierta en su parte delantera que, en cierta medida, recuerda a los tabardos sin mangas que predominaron en las últimas décadas del s. XV o primeras del XVI. Está realizado en terciopelo negro y decorado en todo su perímetro por una tira bordada en hilos dorados. Así mismo en la zona superior izquierda destaca un artístico anagrama conformado por la letra “H” coronado por una corona real, diseñado por Juan Guerrero y bordado en oro, a realce, por Dolores González. Junto a esta letra bordada se puede ver un cayado pastoreño, símbolo de la devoción a la Divina Pastora de las Almas Coronada.
Para concluir, irá tocado con una prominente gorra plana, adornada con galones y demás elementos dorados, recreando las gorras flamencas que se popularizaron en nuestro país con la llegada de Carlos V. En el frontal de la gorra se pueden ver dos broches de esmalte que representan al Adán y Eva de Durero y que pertenecieron al Hijo Predilecto de San Fernando, Alfonso Berraquero García.