Semana Santa provincia de Cádiz

Un templo para la Esperanza: Presentado el boceto del palio de la Virgen de la O de Jerez

Hoy en los Museos de la Atalaya de Jerez, en su Sala Auditorio Multimedia ‘El misterio de Jerez’ se ha dado a conocer por parte de la Hermandad de la Defensión el proyecto de paso de palio para la Santísima Virgen de la O.

Muchos cofrades se han dado cita en lo que se ha llamado la presentación del “templo para la Esperanza”. Este nuevo palio para la Virgen de la O ha sido diseñado por el cofrade jerezano Lorenzo Otero, en un proyecto que en su día fue aprobado por el cabildo de hermanos y que hoy se ha descrito al detalle.

Un palio con mucho sentido y significado

Serán dos los colores que protagonicen este proyecto. Por una parte, el color verde, el color de la Esperanza por la venida del Mesías y por su Resurrección Gloriosa. De la juventud de la Iglesia y el resurgir de una vida nueva.

Por otra parte, el color rojo, que simboliza la sangre del martirio y se refiere a la virtud del amor de Dios. Por ello completa la representación cromática de la iconografía de la Virgen de la O, primer Sagrario de Cristo.

Ambos colores, tanto el verde como el rojo, debido al carácter de nuestra cofradía, deben tendrán una tonalidad muy oscura, de modo que poco antes del ocaso aparezcan al público como negro, lo que subrayará la idiosincrasia penitencial de nuestra Cofradía.

También se modificarán las proporciones del paso de la Santísima Virgen, utilizando elementos como las perillas que rematarán los varales y harán el conjunto más airoso y grácil.

También ayudarán a proporcionar esbeltez al paso de palio el cambio de ubicación de las maniguetas y la realización de unas más acordes en tamaño y estilo así como la limpieza de volúmenes en el moldurón de la mesa, prescindiendo de las cabezas ángeles y las cartelas.

Con estas leves modificaciones se dotará al conjunto de un sentido más ascensional y vertical, lo cual le sumará ligereza visual y armonía al conjunto.

Y el Renacimiento será nuestro hilo conductor.

Y del Renacimiento tomaremos los ferronerís, candelieris, tondos, guirnaldas, palmetas, escudos heráldicos, artesonados basilicales, tenantes, putis, bestiarios, casetones, bucráneos… No nos olvidaremos, por supuesto, de la tradición decorativa española del plateresco, con su propio lenguaje vegetal.

En cuanto a las técnicas a emplear en el bordado, siendo puristas con el diseño en estilo, se emplearán aquellas que ya se utilizaban en aquel periodo histórico. Esto dotará sin duda de una personalidad al proyecto, que lo hará único en las cofradías de Jerez. Además, se aporta con ello una puesta en valor de la riqueza de técnicas suntuarias históricas, hoy día en desuso y en riesgo de perderse para siempre.

Todos estos serán factores que traerán a nuestros sentidos un paso de palio completamente único, que no buscará otra cosa que realzar la figura de María Santísima de la O en un joyero digno de tan hermosa advocación.

Y será un Templo para la Esperanza, puesto que su concepción estructural parte de la de un templo clásico al estilo grecolatino más que de la de un paso de palio al uso.

Un friso decorativo exterior bajo el entablamento que nos proporciona el baquetón del techo, nos da pie para pasar a un interior en el que destacará el techo de palio, a modo de artesonado sustentado por un friso decorativo interior, dotado de ritmo por la repetición de elementos.

Tanto en el exterior como en el interior, la bambalina irá delimitada por lineas rectas que contribuirán a enmarcar el programa iconográfico, lo que reforzará la idea arquitectónica para este paso de palio.

En el exterior de las bambalinas encontraremos una representación de la lucha del bien y del mal ante la venida salvadora de Cristo al mundo y, tras su Pasión y Muerte, su Gloriosa Resurrección.

En el centro de la bambalina delantera, enmarcada en una tarja sustentada por dos guerreros tenantes, aparecerá la Virgen Encinta en actitud de Expectatio Partus. En el caso de la bambalina trasera, la imagen central será la de la Santísima Virgen en su Séptimo Dolor, la Soledad de María. Con ello queremos representar la Expectación de la Virgen ante la inminente Resurrección del Señor.

Con estas dos escenas centrales, en delantera y trasera, hacemos referencia a la ya mencionada dualidad de la Advocación de la Virgen de la O, dando comienzo así un programa iconográfico que se desarrollará en todo el perímetro de las bambalinas utilizando bestiarios animales en su doble vertiente, positiva y negativa, cada una con un mensaje en la narración. También aparecerán pequeños putti, pequeñas figuras aladas que representan la omnipresencia de Dios.

Cuernos de la abundancia, símbolos de la fertilidad y de los Dones y Gracias que Cristo nos ofrece, y aves, con una gran carga simbólica en las Sagradas Escrituras, irán completando este rico programa iconográfico exterior.

En el centro de cada bambalina lateral aparecerán las representaciones del sol y de la luna con el siguiente texto latino: Pulchra Ut Luna / Electa Ut Sol, tomado del Cantar de los Cantares

En el diseño del interior de las bambalinas encontramos que estas se han concebido como un conjunto indivisible con el techo de palio, completándolo y complementándolo.

Clave primordial en la concepción del diseño de las bambalinas interiores ha sido el estudio del Ara Pacis Augustae. Este edificio romano será una importante fuente de inspiración para el arte del renacimiento italiano, y por ende su influencia se extenderá a toda la Europa continental. De él hemos tomado varios elementos, como la palmeta, que simboliza la Victoria de Cristo, las guirnaldas, que nos muestran los frutos del paraíso y nos habla de la inmortalidad del alma, y los bucraneos, cráneos de buey descarnados en alusión directa al sacrificio de Cristo para redimir al género humano.

También aparecerá en el interior de las bambalinas, entrelazada con las palmetas, la Flor de Lis, con la que queremos poner de relevancia la Realeza de Jesucristo Nuestro Señor y de la Santísima Virgen María, su Madre.

Como enlace entre los elementos que compondrán decorativamente el techo de palio y el interior de la bambalina situaremos una moldura, lo cual reafirmará el carácter arquitectónico del conjunto. Esta moldura, como no podía ser de otra manera, sigue las pautas del estilo renacentista y del arte clásico. En esta ocasión presentaremos una moldura decorativa a base de huevos. Se trata de un elemento que ya en Grecia y Roma representaban “vida” y “fertilidad”, y que en el cristianismo cobra el sentido de la “vida nueva” que Cristo nos ofrece con la Resurrección.

Para el techo de palio hemos recogido la tradición de los grandes artesonados de las basílicas romanas, de manera que sigamos sumando elementos arquitectónicos a este Templo de la Esperanza que estamos intentando construir.

De todas las muestras que podemos encontrar en la Ciudad Eterna, nos sirve de inspiración la techumbre de la Basílica de Santa María in Aracoeli. Según una leyenda medieval esta iglesia estaría construida sobre el lugar donde la Sibila Tiburtina profetizó al Emperador Romano la llegada de Cristo.

En lo que se refiere a nuestro techo de palio concretamente, partirá de una concepción espacial en la que la gloria o motivo central del techo se expande hasta convertirse todo el techo de palio en una gran gloria. Igualmente retomaremos el cromatismo de este tipo de artesonados

mediante la utilización, nuevamente, de los dos colores ya mencionados: el rojo y el verde.

Toda la gloria envuelve a la Imagen de la Virgen con la alegoría de las Cinco Cruces Griegas. La central, de mayor tamaño, pretende abrazar a las cuatro restantes. Cristo que abraza a su Iglesia, la cual lo venera expectante. De ahí que estas cruces se encuentren representadas en dos colores: en rojo, la correspondiente a Nuestro Señor, y en verde las que corresponden a la Iglesia que lo espera ansiosa.

Este simbolismo entronca directamente con la tradición franciscana de la adoración a las Cinco Llagas de Cristo. El espacio que dejan entre sí estas cinco cruces da lugar a cuatro casetones que rodean la cruz central y que representan los cuatro clavos que sustentan al Santísimo Cristo de la Defensión al Árbol de la Cruz.

Flores de lis y diferentes roleos completan la decoración, que será rematada en la delantera y en la trasera por unos textos corridos sobre terciopelo verde. Se trata de las palabras de salutación del Arcángel Gabriel a la Virgen y que son, de manera rotunda y definitiva, el inicio de la historia de la Expectación y la venida de Dios al mundo. “Gaudate Plena Gratia / Dominus Tecum Est”. Alégrate, llena de Gracia. El Señor está contigo.

Junto a este mensaje de Salvación, tanto en la delantera como en la trasera, aparecen, de a dos, el Tetramorfos, símbolos que desde tiempo inmemorial han representado a los cuatro Evangelistas, instrumentos de Dios para dar a conocer al mundo la venida y el mensaje de Cristo en medio de nosotros.

El manto de la Santísima Virgen se desarrollará bajo la concepción de una capa pluvial del siglo XVI. De esta manera, por una parte, seguiremos fieles al estilo renacentista que nos hemos marcado para este proyecto, y por otra parte nos hacemos eco del salmo, que dice:

Embellecida con corales engarzados en oro y vestida de brocado, es llevada hasta el rey.

Las vírgenes van detrás, sus compañeras la guían, con gozo y alegría entran al palacio real.

Así nos sumamos a la Iglesia y ensalzamos la Realeza de María, vistiéndola con ropajes de propios de su condición real.

Como en las capas pluviales, encontraremos una rica embocadura, donde habitarán cuatro capillas, dos a cada lado de la Señora, con personajes relacionados con el origen de esta devoción a la Virgen de la O. Serán Padres de la Iglesia vinculados al X Concilio de Toledo, como San Ildefonso de Toledo o San Eugenio de Toledo, personajes históricos relacionados con la advocación, como el Rey Recesvinto o Cristóbal Colón. Bajo estas figuras encontraremos sendas cartelas en las que se leerá el lema “Sancta María / Dei Genitrix”. Santa Maria, Madre de Dios.

Pasando al perímetro del manto, encontraremos una guardilla en la que se repetirán motivos alternos, enmarcados por dos cenefas de menor tamaño, que se compondrán sobre un tisú de plata en color verdoso.

En la zona del campo central, se plasmará una decoración a modo de la silueta de un brocado con dos motivos que se complementarán, que de manera decreciente irá ascendiendo y dejando una serie de vacíos en los que aparecerán, alternos, cuatro elementos simbólicos. Estrellas, que nos recordarán a la Estrella de Belén y nos anunciarán la llegada del Mesías prometido. Cruces griegas, representarán la Esperanza que la Santísima Virgen mantuvo en la Resurrección de Cristo tras su Pasión y Muerte. Azucenas, símbolo de la elección y la providencia, además de ser la representación de la Virginidad de la Virgen María. Y el Anagrama “Ave María Reina”, en referencia a la Realeza de María.

Toda esta decoración del campo central se irá abriendo en abanico desde arriba hasta abajo, de manera que las propias calles del ahuecador marquen el ritmo de la composición.

En la parte central encontraremos tres escudos heráldicos, a saber: el del Rey Felipe II, a su diestra el del Pontífice Gregorio XIII y sobre ellos, y circundado de una O revestida de sol, el escudo de la Hermandad de la Defensión.

El manto se rematará a la altura de la cabeza de la Virgen con una toca, bordada en el mismo manto, que rematará el conjunto como señal de la Pureza Virginal de María.

En cuanto a los Faldones/Respiraderos, seguirán la linea marcada del conjunto en estilo renacentista.

Los faldones se plantean como un paño central limitado a ambos lados por decoración vertical. En su parte inferior se perfilan con una cenefa fina que recuerda a las usadas en la azulejería renacentista.

Como hemos comentado el paño central se delimita por dos decoraciones verticales y simétricas en ascendente, también llamadas candelieri, muy características del cincueccento italiano.

Nace el conjunto en su parte inferior de dos serpientes, que toman su influencia de las iluminaciones de pergaminos del XVI, en los que son habituales esta temática de bestiarios. En este caso se nos muestran esquivas, mirando hacia el suelo, haciendo referencia a la iconografía de la Inmaculada Concepción.

Si seguimos la ramificación vertical, observaremos todo un abanico de decoración vegetal en la que se incluyen diversas flores que no hacen otra cosa que exaltar las virtudes de María y la Esperanza en la Vida Eterna. Para ello introducimos algunas hojas de acanto en este ramillete botánico. En la mitad del candelieri se insertan escudos, y en el remate superior una bandeja de llamas vivas que nos evoca a Pentecostés, el acontecimiento que marcaría el nacimiento de la Iglesia cristiana y la propagación de la fe en Cristo.

El paño central nos presenta una gran tarja de ferronerís, circundada de decoración vegetal flordelisada al ser Hermandad Real y ser este elemento, como sabemos, identitario de la dinastía borbónica. Esta tarja central envuelve un escudo heráldico de gran tamaño.

En lo que se refiere al programa iconográfico en los paños centrales de cada faldón aparecerán los títulos que ostenta la Cofradía , flanqueados por unos escudos de menor formato en medio de los candelieri laterales. En éstos últimos el protagonismo lo tendrá la historia devocional de la corporación.

De esta manera en el faldón delantero tenemos a mayor escala y situado en el centro compositivo el escudo de D. Juan Carlos I, monarca que concede el título de Hermandad Real, y los de Pio XII y el de Jerez, Sumo Pontífice bajo cuyo pontificado se funda la hermandad y ciudad de fundación respectivamente.

Ya en los faldones de los costeros, distinguiremos en el derecho el escudo Franciscano en gran tamaño, en su variante de las Cinco Llagas de Cristo, una de las primeras representaciones iconográficas de la Orden. A ambos lados de éste, el escudo de la Compañía de María y el del Cardenal Bueno

Monreal al ser el Cardenal que ejercía en el arzobispado sevillano, al que pertenecíamos, cuando se bendice Nuestra Señora en nuestro querido colegio.

Por último, en el costero izquierdo irá presidiendo el Escudo del recordado Mons. D. Juan del Río, Arzobispo Castrense que otorgó el título a la hermandad. A su diestra y siniestra, como en el otro costero, la heráldica de la Orden Cartuja y la del Cardenal Antonio Despuig y Dameto, por lo concerniente a la bendición del Stmo. Cristo de la Defensión.

Sobre el faldón y separado por un fleco de camaraña, se sitúa el respiradero.

Se encuentra compartimentado el frontal en tres partes muy diferenciadas. De los costeros hacia la corriente se muestran, de a dos, unos casetones que hacen referencia a los que encontramos en las cubiertas de las basílicas romanas, con el añadido del motivo de las veneras o conchas también muy utilizado en el renacimiento y que aluden a la fertilidad del pasaje de la Encarnación de María Santísima y la Espera del Redentor. Servirán como nueva ubicación para las maniguetas del paso.

En el mismo número de a dos, y continuando hacia la zona central, se presentan dos huecos de respiración enmarcados en motivos de ferronerí.

El frontal se finaliza en su centro con una decoración vegetal similar a los candelieris de los faldones. En composición horizontal, albergarán en su medallón central tondos similares a los que decoran la fachada de la Universidad de Salamanca. En estos espacios, a lo largo del desarrollo de los respiraderos, iremos insertando las distintas Antífonas Mayores, que, como ya hemos visto, son el origen de la particular advocación de nuestra Dolorosa.

Con esto culmina este proyecto, con el que se pretende crear un conjunto armónico y con sentido para el paso de palio que alberga a Nuestra Señora de la O cada Martes Santo.

Más allá del incremento patrimonial, más allá de la opulencia de los bordados, hay que incidir en el mensaje que queremos transmitir.

Un paso de palio que cuente al pueblo de Jerez la Esperanza en la venida Cristo y el júbilo por su Resurrección Gloriosa. Todo ello con la intercesión de la Santísima Virgen, Nuestra Señora de la O.

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