Hermandad del Rocío

Un extenso Pontifical abrió el domingo de Pentecostés en el Rocío

Pentecostés ha llegado a la aldea de El Rocío, lo que significa que apenas faltan unas pocas horas para que la Blanca Paloma esté recorriendo las calles de la aldea. Sin embargo, antes de eso era el turno del pontifical con todas las hermandades filiales. Poco después de las diez de la mañana comenzaba la misa pontifical en el Real de El Rocío, un acto que estuvo lleno de banderas pontificias y especialmente impregnado de sus colores, el amarillo y el blanco, para la ocasión.

Con todos los simpecados de las 127 filiales dispuestos en el efímero e imponente altar alrededor del monumento a la Reina de las Marismas, la multitudinaria eucaristía volvía a estar presidida por el monseñor Santiago Gómez Sierra, obispo de Huelva, como viene ocurriendo desde su primera romería en el cargo, la de 2022. El acto penitencial de esta solemne misa, por su parte, estuvo precedido por las palabras del delegado de Formación de la hermandad Matriz, Antonio Ramos.

Como si de las lenguas de fuego que se posaron sobre María y los doce apóstoles cuando recibieron la venida del Espíritu Santo, el sol de Pentecostés emergió entre nubes que parecian de algodón, inundando de luz cada uno de los simpecados y encandilando a los representantes de las hermandades filiales en una jornada casi tan radiante como la Virgen del Rocio, que aguarda a la procesión del lunes de madrugada sobre su paso, vestida con el traje de los Montpensier y sus joyas de la coronación canónica.

La nota musical, que va cambiando cada año para dar la oportunidad a los coros rocieros de las distintas filiales, corría a cargo esta vez del coro de la hermandad de Huelva. «Cuántas en mis sueños te he soñado, cuántas veces de mis labios brotó tu nombre, Rocío», entonaban al principio de esta luminosa misa de romeros. Y es que, después de un año esperando, parecía mentira que todo volviera a estar dispuesto para vivir un domingo y lunes de Pentecostés de ensueño con el privilegio de estar un año más tan cerca de la gloria rociera, a las plantas de la Virgen del Rocío.

Destacada nota musical
El coro de Nuestra Señora del Rocío de la capital onubense estuvo acompañado en su interpretación por la Banda Sinfónica Municipal de Huelva con Paco de la Poza como director en su interpretación, reforzada con cuerda, piano y otros instrumentos. Todo ello regaló a todos los asistentes, asi como a los espectadores del acto por televisión unos sones a la altura del día en que termina el tiempo de Pascua y de la dimensión que alcanza la Virgen del Rocío en los corazones de tantas y tantas personas en el mundo entero.

El obispo de Huelva, durante su homilía, alabó como la Blanca Paloma es el objeto de tantas plegarias, letras de sevillanas y pensamientos de todos sus devotos, y aprovechó el altavoz que esta misa con tanto seguimiento tiene, como ya ha hecho en otras ocasiones por otros motivos, para hacer un llamamiento a la paz en un momento tan convulso a nivel internacional con la guerra de Ucrania y el conflicto palestino-israelí.

Cuando se alcanzaba la hora de misa, se procedió a la protestación de fe presidida por la hermandad Matriz, en la que han renovado su juramento de reglas los hermanos mayores y presidentes de cada una de las 127 filiales que participan en la romería de este año. El coro de Huelva, encargado de amenizar la solemne celebración, hizo las delicias del público allí congregado durante este momento, al igual que en la posterior comunión, de largas colas e intensa devoción, momento que coincidió con el último regina coeli de este tiempo de Pascua.

Tras el momento crucial de la consagración y la participación de la multitud de romeros reunidos en torno al cuerpo y la sangre de Cristo, el extenso pontifical iba tocando fin, pero no culminó hasta más allá de mediodía, después de unas dos horas y veinte. Repicaban las campanas de la ermita mientras el coro de Huelva cerraba el acto cantando, como es tradición, las sevillanas de la coronación, las populares coplas escritas por el hinojero Juan Francisco Muñoz y Pabón en 1919. Lo que es seguro es que si, como dijo el canónigo de la Catedral de Sevilla, la Virgen del Rocío bajó de los cielos una mañana para ser reina y madre de Andalucía, esa llegada al mundo terrenal debió de ser en una mañana tan radiante y hermosa como la de este domingo de Pentecostés.