Deshojando la margarita de nuestra Semana
Santa (I) – Sobre cofradías y cortejos
Para algunos
el Domingo de Resurrección es el día más importante del año pues su Fe católica
les impulsa a un nuevo amanecer, a creer en la Resurrección de la vida, en un
mañana eterno… para otros también es importante pues con el fin de la Semana
Santa se acaban los cortes de tráfico, los ruidos de tambores y cornetas, el
olor a incienso y el desfile de lo que consideran simples adoradores del oro y de
la riqueza superflua. Para todos es un día jodío,
pues al día siguiente toca madrugar y –sean creyentes o no- el lunes de Pascua
por estas benditas tierras andaluzas aún es laborable… para los afortunados que
tengan trabajo.
Para muchos
con el fin de los desfiles procesionales se acaba la Semana Santa, para Vd. que
está leyendo estas líneas seguro que no. Al menos durante un tiempo, si no
durante todo el año, seguirá visualizando esta web cofrade para estar al día de
cuantas noticias vayan surgiendo en torno al mundo cofrade isleño. Y al final
de la primera semana de Pascua toca hacer balance de lo vivido en nuestra
Semana Mayor. Ya hasta lo hace nuestro Alcalde, pero no para hablar
exclusivamente de su incidencia en la economía local o en el sector turístico,
sino para hablar como un cofrade más, destacando la cátedra de protocolo en la
que se ha convertido la primera parte de la estación de penitencia de Santo
Entierro o en la visita del Obispo diocesano a la Iglesia Mayor durante el acto
de entrega del bastón de mando de la ciudad… Merecidas vacaciones deben tener
todos nuestros concejales que han sudado la gota gorda cuan campaña electoral
se tratase en estos cincuenta últimos días que van desde el miércoles de ceniza
hasta el domingo de resurrección. En fin… si se esforzasen igual para otros
asuntos…
Pero no nos
desviemos del tema. Toca hacer balance. Así que esta vez nos quitaremos este
fajín de esparto que nos aprieta y ciñe la cintura y sin ataduras de ningún
tipo valoraremos esta Semana Santa desde distintas perspectivas, siendo ésta
una opinión totalmente subjetiva y personal de éste que os habla. Para no hacer
de esto un tocho de pensamientos infumables, lo dividiremos en varias entregas.
–
Las Cofradías.
No podía
empezar este análisis sin mencionar el regreso a la nómina de desfiles
procesionales del Rosario. Para qué valorar lo que es pasado, cuando éste ha
sido ruin y mezquino por parte de la antigua dirección espiritual. Miremos el
futuro o el pasado cercano de ese Viernes Santo y Sábado Santo madrugada, en el
que no recuerdo más público en la estación de penitencia del Rosario tanto a la
salida como a su paso por el cementerio o su antigua sede canónica. Si el
presente y el futuro están en la Iglesia Mayor, allí seguro que se dejarán
rezar muchos rosarios. Una pena lo del Resucitado. Si todos estamos en líneas
generales satisfechos por esta Semana Santa, pregúntenles a los cofrades del
Resucitado. Una hermandad joven, herida de muerte desde casi sus comienzos por
imposiciones eclesiales con un titular cristífero que no tiene gran devoción,
necesita sí o sí darse a conocer y dos años sin salir puede salirle muy caro en
un futuro próximo.
–
Los cortejos.
Lo de salirle
caro al Resucitado viene por la cada vez más exigua presencia de nazarenos en
el cortejo. Se ven niños, enhorabuena, pero hacen falta muchos más y gente más
adulta. También son cortos los cortejos de hermandades de negro como Servitas o
Desamparados. Mayor número parece que tienen Vera Cruz, Santo Entierro o
Expiración. Algunas de ellas tienen centros escolares anexos a sus sedes
canónicas y ahí tendrán el futuro asegurado si cuidan y forman en ese
particular estilo de procesionar y realizar la estación de penitencia.
Por lo
general, he visto un mantenimiento del número de nazarenos en los cortejos. En
las hermandades de barrio o bulla los cortejos son más amplios, pero ¿cuál es
el comportamiento de aquellos que visten la túnica? Tanto niños como personas
adultas no realizan, en la mayoría de las ocasiones, una verdadera estación de
penitencia. Girarse, jugar con el cirio, dar cera, conversar con el de delante
o de atrás o con alguien de paisano al lado, estar comiendo durante toda la
tarde noche, llevar un rosario como mero elemento estético,… no es una conducta
correcta del que viste una túnica.
Me alegra
observar cómo en hermandades de negro y en otras de corte serio en los últimos
años se están incluyendo secciones de penitentes con cruces. Ahora bien ¿tiene
sentido incluirlas en medio de secciones de cirio? No podrían ir mejor detrás
de los pasos. Ahí por ejemplo los lleva Medinaceli, que conforme pasa el tiempo
le está dando un toque clásico y serio a su cortejo.
Capítulo
aparte se lleva la disposición de las insignias. Poco a poco las cofradías
comienzan a mandar su cortejo desde la cruz de guía y para ello incluyen a un
miembro de la jefatura de procesión delante de ésta, que va marcando el ritmo y
la cadencia de paso. Llámenlo como quieran pero ese fiscal, diputado de cruz o
auxiliar de la jefatura de procesión es necesario para esos cortejos. Y no pasa
nada porque lleven un palermo. ¿O es que este elemento no lo llevaban los
hermanos “varilleros” que aparecen en algunos archivos de hermandades a
mediados del pasado s. XX?
Salvo la cruz
de guía y el senatus, cada cofradía dispone el resto de insignias en el orden
que considera oportuna. No somos nadie para decir cómo deben ir éstos, pero es
curioso observar en el cortejo de Humildad y Paciencia que un senatus va
escoltado por ¡dos bocinas! Quizás no sea el sitio más adecuado para llevarlas.
Mejor es escoltarlas con el hisopo y la lanza como hace Desamparados.
Escoltar los
atributos marianos con luces o sólo aquellos que simbolicen dogmas de Fe es,
quizás, entrar en un debate sin desenlace claro pues ¿quién hace el canon? ¿A
dónde debemos mirar para seguir un ejemplo de organización de nuestro cortejo?
Nos llevaríamos algunas sorpresas si hiciésemos una valoración de la
disposición de las insignias y con qué las escoltan en la ciudad que muchos
consideran la madre y maestra. Igual
que si observamos algunos comportamientos de nazarenos en esa ciudad. Y es que
al final, en todos sitios hay personas que ven en esto de la Semana Santa y en
vestir la túnica de su hermandad como un acto social y no cómo lo que
verdaderamente es; dar pública protestación de Fe.