OPINIÓN: “Breve pregón de septiembre” – ‘La trastienda’
Si yo pudiese, Madre,
de nuevo de versos regarte.
Ay, Madre, si yo pudiese.
Si yo pudiese
regalarte diamantes
en lugar de estos cristales vulgares.
Ay, si yo pudiese regalarte.
Si yo pudiese te regalaría una corona
de esas que solo ciñen los ángeles.
¡Qué desdichados los metales!
Ni oros ni platas
valen lo que tu mirada.
Oh, si yo pudiese mostrarte
lo que a fuerza de canas en mi sien,
a fuerza de tanto recordarte,
a fuerza de tanto amarte,
a fuerza de tanto necesitarte,
he aprendido qué quiero darte.
Las letras que me salen,
tinta roja de mi sangre
que a borbotones manan,
es como herida abierta
que no hay como cerrarla.
Ah, si yo pudiese
sería lágrima en tu candelería,
sería cairel de tu palio,
sería pañuelo en tu mano,
sería rayo de sol de Lunes Santo
solo por volver a estar a tu lado.
Qué fácil rimar las palabras.
Sí, qué fácil.
Qué fácil decirte «¡guapa!».
Qué fácil escribir con el corazón,
pero qué difícil no perder la razón
mientras te piensa mi alma.
Si
yo pudiese…
¡Ay!,
si yo pudiese.
¡Oh!,
si yo pudiese.
¡Ah!,
si yo pudiese,
te escribiría un pregón
con fragancia de azahar de calle Ancha,
con sabor a canela y clavo,
con melodía a tu barrio.
Qué verso, Salud, tu nombre;
qué verso tan bien tallado.