Los rocieros isleños cumplen la mayoría de edad ante la Blanca Paloma en una presentación cada vez más numerosa

Dieciocho años, esos se cumplieron ayer de presentaciones ante la Santísima Virgen del Rocío de los rocieros isleños, contando con los dos años de la pandemia que, aunque en la distancia, la hermandad también estuvo presente de otra forma. Desde 2006 realizando un acto que, como la mayoría de edad, ha ganado en experiencia y responsabilidad. En apoyo, en presencia y en un sentimiento rociero que cada vez se hace más presente en San Fernando y se traslada en el que es el día más importante del año para la hermandad.

Una jornada que comenzaba a las seis y cuarto de la tarde con la concentración de los hermanos e isleños que querían acompañar al Simpecado en la casa de hermandad en la calle Ajolí. Allí se conformaba la comitiva que ponía camino a la Plaza de Doñana no sin antes hacer una parada, por segundo año consecutivo, en una casa de rocieros isleños que le cantaron al Bendito Simpecado.

Ya en la plaza de Doñana ir buscando el lugar dentro del gran cortejo del primer día de presentaciones en el puesto como filial 104. Gran ambiente un año más tras la carreta con el cante por sevillanas que animaba a un más que nutrido acompañamiento que cada año va sumando en número.

Y llegó el momento. Por la calle Moguer en la megafonía se anunciaba aquello de “Se prepara para su presentación la Hermandad del Rocío de San Fernando”. Y entonces el tiempo para un poco la velocidad de las manijas y todo se sucede como cada año, pero distinto. Por vez primera la carreta remozada se presentaba ante la Matriz de Almonte. Una presentación también novedosa con la Hermandad de San Roque siendo ya hermandad diocesana.

Desde la propia Hermandad Matriz así como en los presentes en el momento de la subida hacia la puerta de la Ermita se volvió a destacar la gran presencia de la hermandad y su crecimiento año a año. Desde aquí el camino de regreso, con un ritmo más presuroso, en el que destacó la despedida de los rocieros de San Roque junto a la Plaza de Doñana y el saludo a los rocieros chiclaneros previamente.

La llegada a la casa de hermandad de nuevo fue momento de agradecimientos por parte del Hermano Mayor, Moisés Posada López, a los hermanos y a los que quisieron acompañar a la hermandad en su presentación. También de las últimas sevillanas y vivas con las que concluyeron esta presentación, la de la mayoría de edad de la hermandad en su presentación y la de las bodas de plata de su fundación como hermandad diocesana.