La Virgen del Rocío ataviada con el traje de los Montpensier para la Novena
La Virgen del Rocío ha amanecido hoy vestida para la celebración de la Novena, por las hermanas camaristas, con el traje de los Montpensier, donado por la condesa de París, Isabel Francisca de Orleans y Borbón. Luce la sagrada Imagen como el histórico día de su Coronación Canónica, el 8 de junio de 1919, habiéndose recuperado el traje original del Niño a juego, que recientemente fue entregado a la hermandad por la bordadora Rocío Peláez Raposo, q.e.p.d.. Además, lleva sobre mangas y el cuello del traje de Pentecostés realizado en los talleres de Santa Bárbara en el año 2011.
Luce las ráfagas de punta de martillo en su color original, obsequio del canónigo almonteño José Carlos Tello de Eslava y el rostrillo de Muñoz y Pabón, también estrenado en la Romería de 1919. Porta la corona de la Coronación, realizada con las donaciones de los rocieros de principios del siglo XX, por el orfebre sevillano, Ricardo Espinosa de los Monteros, maestro platero de la catedral de Sevilla.
Las flores que acompañan al vestido, diseñadas y realizadas por José Manuel de la Vega, son rosas de terciopelo empolvadas, con pétalos de metal dorado y metal calado, en varios tonos de oro que crean con la iluminación de ambiente destellos de luz, evocando este Rocío de Luz, pintado en el cartel que anuncia la celebración por José Tomás Indiano.
Entre las joyas que luce la Santísima Virgen destaca la famosa salamanquesa en oro y brillantes, obsequio de Ignacio de Cepeda Soldán, recientemente restaurada en el taller de joyero cordobés, Miguel Ángel Cerezo, que lo ha hecho de forma altruista para la Virgen.
Un altar de cultos inédito en la Parroquia de Almonte.
En el altar de cultos recupera el antiguo trono de la Virgen, adornado este año con guirnaldas de flores de talco, realizadas por la familia almonteña Díaz Periánez y por Mercedes Díaz Sánchez, propias de las decoraciones florales de los arcos de la Virgen, que cada siete años se monta en las calles del pueblo.
Destacan las columnas del baldaquino, que habitualmente se encuentra en el altar principal de la Parroquia de Almonte, cuando no está la Virgen, y los angelotes del antiguo retablo de Cayetano Alberto da Costa, del siglo XVIII, que actualmente se encuentran en la Capilla Sacramental del Santuario del Rocío. Arriba, en la parte central se ubica el rosetón de Pentecostés, de la Hermandad de la Trinidad, de Sevilla.