Tras una larga jornada de domingo marcada por la Pontifical de Pentecostés junto a la Ermita del Rocío y un calor sofocante que incidió durante la mañana y la tarde, la noche del domingo de Pentecostés previo a la salida de la Virgen está señalado en rojo con el rosario de las hermandades desde la Plaza de Doñana hasta la propia puerta del santuario.
Los rocieros de San Fernando quedaron en la casa de hermandad, en la calle Ajolí, para juntos ir acompañando al Simpecado hasta la propia Plaza de Doñana donde se situó la comitiva -compuesta por centenares de hermanos y devotos- en el lugar que se les adjudica dentro de la nómina de hermandades filiales.
La llegada del Simpecado de la Hermandad Matriz dio comienzo al rezo del Santo Rosario que se extendió desde las doce de la medianoche hasta pasadas las dos y media de la madrugada momento en el que finalizaba este rezo del Santo Rosario y comenzaba, con el salto de la reja, la procesión de la Virgen del Rocío.
Muy emotivo fue el traslado de regreso del Simpecado a la casa de hermandad, portado por distintos hermanos, entre ellos una representación de la familia del recordado Manolo Torres, quien fuera Hermano Mayor de la corporación rociera.
