Hermandad de Humildad y Paciencia

El paso del Cristo de Humildad y Paciencia ya luce con los romanos y el sayón

Desde esta mañana ya se puede apreciar el paso de misterio de la Hermandad de Humildad y Paciencia con el conjunto escultórico completo que aprobaron en 2016 sus hermanos en cabildo extraordinario.

Tras la pertinente modificación de la estructura del paso en los últimos días ya se pueden apreciar las cuatro imágenes de Joaquín Domínguez Vidal que completan el paso de misterio. Las mismas son dos romanos jugándose la túnica a los dados, un sayón portando las herramientas (mazo y clavos) para la crucifixión y un centurión escribiendo la tablilla del INRI.

Las obras, como decimos, son de Joaquín Domínguez Vidal, discípulo de Alfonso Berraquero García quien hiciera al Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia y el ángel que ofrece el cáliz al Santísimo Cristo con el que se complementa el paso de misterio desde el día de hoy.

De los dos soldados romanos uno de ellos se muestra con una rodilla en tierra, mientras sostiene los dados con los que se jugará la túnica del Señor en su mano derecha. El otro soldado romano también se representa con una rodilla en tierra mientras agarra una lanza con ambas manos y espera expectante, en tono burlón, la tirada de los dados.

Las otras dos imágenes –que se encuentran de pie- son la del centurión romano –que se presenta sosteniendo en la mano izquierda el Titulus Crucis, mientras en la derecha sostiene el cálamo como materia escriptoria- y el sayón –que se representa sosteniendo un mazo en la mano derecha y los tres clavos que se utilizarían en la crucifixión de Nuestro Señor en la izquierda-.

Las nuevas imágenes presentan una expresión de carácter naturalista acentuadas por la teatralidad compositiva dada por sus actitudes posturales. La anatomía se reserva, en el caso de los romanos, a los bustos, brazos y piernas, mientras que el sayón también presenta anatomía en el torso.

Son, como no podía ser de otra forma, de estilo barroco subrayando las poses sesgadas y oblicuas de los dos romanos que se juegan la túnica, haciendo hincapié en los escorzos que dirigen la obra hacia el espectador mediante la expresividad. (ISLAPASIÓN).