¿Tienen sentido los rosarios de la aurora?
Llega el mes de mayo, y con este los distintos rosarios -aurora y antorchas- que algunas de las hermandades han mantenido en el tiempo y que muchos de ellos se remontan a décadas pasadas en sus orígenes.
Durante los últimos años, incluso antes de la pandemia, muchas hermandades fueron trasladando sus rosarios de la aurora a rosarios de antorchas o vespertinos, buscando una mayor participación de sus hermanos y mayor número de fieles en las aceras.
El rezo del Santo Rosario por las calles, de la manera que sea, es, como los Vía-Crucis, actos comunitarios, y para ello hace falta comunidad.
Está claro que en los últimos años vemos que los distintos rosarios de la aurora que se ven tanto en el mes de mayo como alguno en otros momentos del año no tienen la participación requerida ni entre los propios hermanos que conforman el cortejo ni mucho menos en las aceras. Son actos que requieren una organización, una coordinación con Policía Local por ejemplo, y de hacer una convocatoria a los hermanos y fieles.
Todo este trabajo para que en muchos casos quede deslucido y un poco en entredicho la devoción a algunas Titulares marianas ya que el tirón para congregar al personal es cuanto menos discreto.
Pero no solo pasa en los rosarios de la aurora, también en algunos casos en los vespertinos. Salvo aquellas hermandades con cuadrillas de hermanos que tienen en cierta parte la obligación de participar, el resto queda muy desangelado.
Ante esto existen varias vías. La primera de ellas es seguir como hasta ahora y que vengan tiempos mejores, o no. La segunda es pasar a rosarios vespertinos algo que se ha visto que tampoco es sinónimo de éxito. Otra opción es hacerlo en el interior del templo, como Servitas o Desamparados, quizás entendiendo que es la mejor manera de poder congregar a los hermanos en el rezo del Santo Rosario. Y otra, como última, es hacerlos atractivos en pleno siglo XXI. ¿Es difícil esta última opción? Mucho, ya que un acto un domingo a las ocho de la mañana suele costar bastante para la participación.
Lo que está claro es que es un formato en declive absoluto, y que al final, si lo que consiste es en sacar a una Titular mariana para congregar a hermanos y fieles para el rezo del Santo Rosario, el objetivo cada vez se consigue menos.
Y ¡ojo! que lo escribe quien acude a todos ellos…