Los rocieros isleños finalizaron su peregrinar con la llegada a la Sagrada Familia

Punto y final a una especial Romería del Rocío para los romeros isleños. La del 25 aniversario de la erección como hermandad diocesana que comenzaba diás atrás con la Solemne Función en la explanada exterior de la Parroquia de la Sagrada Familia y que prosiguió con un camino de ida muy especial y que ayer tocaba a su fin.

Un fin que se pone cada año con la llegada de la carreta y los peregrinos a las inmediaciones de la casa de hermandad y que desde allí, una vez recompuesta la comitiva, recorre los metros que distan hasta la Parroquia de la Sagrada Familia acompañados de isleños que quieren arropar al Simpecado de La Isla en sus últimos momentos de esta peregrinación.

Y se hace recorriendo calles del barrio de la Bazán hasta llegar a la parroquia donde se lanzan los últimos vivas en el exterior y se cantan las últimas sevillanas. Ya aquí el Simpecado se baja de la carreta y el propio Hermano Mayor, Moisés Posada, lo lleva hasta el dintel del templo y de aquí al presbiterio. Es el momento de dar las gracias y de recordar los instantes vividos. La última salve se guarda para el momento en el que un hermano toma el Simpecado y lo lleva de nuevo hasta su camarín donde es el mayordomo el que lo adecenta para quedar entronizado hasta una nueva romería.

Aquí se pone el punto y final a la peregrinación, el punto y final a un año especial que no acaba aquí puesto que proseguirá con algunos actos programados por este XXV aniversario que aún no ha acabado.