En la prosa y en el verso. En la historia y en el hoy. En la radio, en las vivencias y en el jerezanismo más hondo. Pero por encima de todo en el sentimiento rociero a raudales. Sin duda ayer en la Real Bodega de la Concha el pregón del Rocío de Jerez alcanzó la excelencia. Como en otras ocasiones ocurriera con una dilatada lista de antecesores en el atril, y que ayer marcó con letras de oro un exaltador al que no hace falta presentar en estas lides.
Moure, cual tanda torera, fue enlazando escenas y momentos que confluían siempre en la Santísima Virgen. Romances interminablemente perfectos que encandilaron a los que completaban el aforo y que interrumpieron en distintas ocasiones al pregonero con cerrada ovación.
La excelencia pregonera rociera de la mano de Antonio Moure que ayer puso en camino a los rocieros de Jerez ante una nueva Romería.