La niña pobre de la Iglesia. Así ha sido siempre la religiosidad popular, donde se enclavan las hermandades y cofradías. Y es que el Año Jubilar ha vuelto a demostrar que, aunque son un dique de contención en buena parte del mundo ante el secularismo, las hermandades siguen siendo de una división inferior a órdenes, movimientos y otras realidades dentro de la propia Iglesia.
Ayer Roma fue el escenario de una magna procesión donde participaron algunos referentes devocionales europeos, con motivo del Año Jubilar. Desde días antes algunas de estas imágenes han estado en Roma para la veneración de los fieles, incluso dos de ellas -el Santísimo Cristo de la Expiración de Sevilla y la Virgen de la Esperanza de Málaga- en el interior de San Pedro en el Vaticano.
Pero los gestos cuentan mucho. Este Año Jubilar no es proyectado por estas hermandades o asociaciones religiosas que han querido ir a Roma por voluntad propia sino que han recibido una invitación para estar allí. Es decir, la iniciativa no es propia. Parece que esto va en contra del titular del editorial, pero no.
Y es que no solo hace falta llamar a que asistan al centro de la cristiandad a estos referentes devocionales sino que como se hagan las cosas también cuenta. Cuenta por ejemplo que estos referentes de devoción extendida en los siglos salieran de distintos ‘tenderetes’ montados en mitad de una plaza o una calle de Roma. ¿Acaso no existen templos donde poder hacerlo? ¿No son acaso merecedoras de esto las representaciones de Cristo, la Santísima Virgen o los santos que ayer pasearon por Roma?
Y más llamativo aún. Si esto se promueve por parte del Vaticano dentro del Año Jubilar, ¿No hubiera sido un gesto de acercamiento a tantos miles y milones de cristianos que practican su fe a través de la religiosidad popular la presencia del Sumo Pontífice junto a las hermandades en algún momento de estos días en Roma?
Así ha sido siempre, relegados a un plano inferior creyendo que en lo populoso falta formación, que en estas realidades falta un nivel que si se puede encontrar en otras secciones dentro de la Iglesia. Craso error para el que lo piense de esta forma.
Quizás todos estos gestos evidencian el papel de la religiosidad popular en la Iglesia actual, no como parte de la misma, sino como reflejo de lo que representan para las altas esferas jerárquicas de la misma. Como siempre, la religiosidad popular siendo la niña pobre de la Iglesia.