Editorial: ¿Dónde están los curas?
Finaliza mañana el mes de mayo, mes de María, y mes de muchos actos cofrades que han venido a paliar una Semana Santa sin culto por las calles debido a la lluvia. Este mes de mayo, nos ha servido para ver distintas realidades que confluirán el próximo domingo en la procesión del Corpus Christi.
Pero antes de eso mayo ha tenido rosarios -de la aurora y de antorchas-, procesiones de Gloria -de hermandades o asociaciones-, cruces de mayo, traslados de imágenes, romerías y otros actos por las calles que han dejado un caledario en el mes con citas casi diarias.
Sorprende, en muchas de estas ocasiones, que las hermandades o asociaciones tengan que realizar el culto externo sin la presencia de sacerdotes. Es llamativo cuanto menos. Desde la autoridad eclesiástica se nos anima -y obliga- a la formación, se nos anima -y obliga- a dar ejemplo dentro y fuera de los templos, se nos exige con normativas a veces sacadas de la chistera de un loco, se nos anima a realizar ciertas acciones, a estar presentes como parte de las comunidades parroquiales y un largo etcétera. Y luego, cuando las hermandades, que su objetivo primero es el CULTO, lo hacen de manera exterior por las calles, no están los sacerdotes.
¿Para qué tanta normativa de obligaciones y casuísticas para sacar una procesión, un rosario, un Vía-Crucis y un traslado? ¿Para qué enfangarnos en tantos asuntos? ¿No sería mejor que el director espiritual lo fuera? Es decir, que acompañara, que guiara y condujera con mano amiga y cercana. Algunas excusas para no acompañar a las hermandades o asociaciones son bastante peregrinas y a veces incluso no reproducibles en estos medios.
Pero vamos más allá. Además de acompañar en los actos de culto público o de culto interno, ¿están los sacerdotes con las hermandades? ¿Cumplen su obligación de acudir a las sesiones de junta de gobierno? ¿Y a los cabildos de hermanos? ¿Se preocupan de los problemas de quienes conforman las hermandades?
Si nos pusiéramos en el punto de vista más mercantilista, y esto fuera una empresa privada, muchos estarían despedidos por no cumplir con las obligaciones propias de su trabajo. Desde hace muchos años. Pero esto es algo distinto.
Y ojo, que existen sacerdotes que lo son, y están. Y no necesitan tampoco salir en muchas fotografías, no son políticos con alzacuellos, sino verdaderos hermanos en la fe y directores en el espíritu. O con su nombre, curas, que no es despectivo, sino ser curadores de almas ¿podrá ser algo más bonito?
El domingo los cristianos de La Isla saldremos a las calles a acompañar lo más importante que tenemos, a Su Divina Majestad. Quizás será un buen momento para preguntarnos eso de… ¿Dónde están los curas?