Editorial: ‘Corazones rotos’
La pasada semana informábamos de la posible salida de los Sagrados Corazones de San Fernando antes del final del verano. Y lo hacíamos de la manera menos dolorosa posible, dejando alguna esperanza en el aire, aunque esta sabíamos que no llegaría.
Y así ha sido, la pasada semana se le comunicaba a parte de esta feligresía que los Sagrados Corazones no seguirán en La Isla, abandonarán la que ha sido su casa en las últimas cuatro décadas junto a la Parroquia del Buen Pastor y su gente.
Nadie lo entiende. Las faltas de vocaciones es el pretexto esgrimido, pero sigue sin entenderse. Quizás otros asuntos, de índole económico, son los que realmente subyacen de esta decisión. Junto a esta comunidad no existe un colegio -como ocurre en Sevilla por ejemplo- o centro de tutela de menores adheridos a la Junta de Andalucía, pero si existe una comunidad labrada durante muchos años que se queda huérfana.
Y es que el trabajo de los Sagrados Corazones durante tantos años ha ido haciendo surco en la tierra, en una tierra complicada, en una de las zonas más complicadas y deprimidas de la ciudad y en la que solo ellos han estado al frente del que más lo ha necesitado, siempre. Y en respuesta muchos feligreses que han ayudado, hombro con hombro, a la labor diaria.
No solo eso. También muchos jóvenes han encontrado durante este tiempo en la Parroquia del Buen Pastor el refugio ante otras realidades que acechaban a muy pocos metros.
El domingo, en la celebración eucarística, no eran pocos los feligreses que lloraban, también el Padre Silvio Bueno, cabeza visible de los Sagrados Corazones en San Fernando en los últimos años.
Ahora su destino es incierto, quizás a muchos metros de esta tierra, la suya, por una decisión que nadie entiende y que deja a los feligreses ante un vacío y muchas dudas. Y es que la forma de trabajar de los Sagrados Corazones es muy particular, alejada quizás del convencionalismo de sacerdotes diocesanos.
Es momento de mover ficha por parte del Obispado, justo cuando cumple el mandato del actual Obispo, en un nuevo problema para una feligresía ya maltrecha.
Las dudas se mantienen y los feligreses del Buen Pastor quedan con sus corazones rotos. Ojalá alguien nos lo explique en algún momento.