Editorial: ‘Condenados de por vida’
Ni el Consejo, ni el Ayuntamiento de San Fernando, ni siquiera la Diócesis de Cádiz con su Obispo. Quien manda en las cofradías en la calle es un señor, el diputado del tranvía -por llevarlo a los términos cofradieros- que dice cuando sí y cuando no. Y es lo que tenemos y lo que vamos a tener.
Y cuanto antes lo asumamos, mejor. La batalla se perdió totalmente hace aproximadamente un año, con el traslado de la Virgen del Carmen a la Iglesia Mayor para participar en el Corpus y se puso la puntilla con la suspensión del concierto, también de la Hermandad del Carmen, con motivo del 12 de octubre.
Ya las cofradías no van a poder tener un ritmo de paso según su estilo. Ahora te lo marca el tranvía -el Trambahía-. Lo hemos podido ver muy claro este mes de mayo. Y lo vimos con la Hermandad del Rocío que por culpa de los cruces con la calle Real dejó una parte final de su recorrido por San Fernando con un ritmo que no era el que se había desarrollado hasta el momento y que provocó que mucho público abandonara la comitiva.
Y pasó el pasado sábado junto a la Hermandad de Santa Elena que por momentos tenía que reducir el ritmo a un nivel cansino y por otras zonas acelerar sin sentido alguno. Bueno sí, el sentido es el tranvía en sus dos direcciones. Es quien ordena y manda.
Y eso es lo que tenemos, condenados de por vida por políticos mamarrachos por los que ahora mismo ni la calle Real es de los cañaíllas.