Nuestra Señora de las Mercedes: Una posible obra de José Esteve Bonet
Artículo realizado por Jesús Garrido Pérez
RECORRIDO HISTÓRICO
La imagen objeto de estudio fue la titular mariana de la Hermandad de Nuestra Señora de las Mercedes y Santos Crispín y Crispiniano, que fundó el gremio de zapateros en la Real Isla de León en l794, estableciéndose en la Capilla del Santo Cristo de la Vera Cruz de San Fernando.
El recorrido histórico de la imagen lo podemos resumir en tres etapas bien diferenciadas:
- La de su origen fundacional como titular de la hermandad de Nuestra Señora de las Mercedes.
- La de su cambio de sede a la Iglesia Mayor Parroquial y extinción de la hermandad.
- La de su recuperación por la hermandad de los Desamparados de San Fernando.
Dado que el objetivo de este artículo es establecer una posible autoría de la talla, es interesante resaltar ciertos datos recopilados por el historiador D. Fernando Mósig Pérez en su artículo “Historia de la Virgen de las Mercedes”, sobre todo los relacionados con su etapa fundacional, donde podemos establecer el origen de la hechura de la imagen.
En esta etapa hay que destacar dos aspectos:
- La influencia de la gremial de zapateros establecida en Cádiz, ya que en 1773, casi veinte años antes de la fundación de la Hermandad, el gremio de zapateros isleños presentó sus ordenanzas al Consejo de Castilla, basándolas en las de Cádiz y escogiendo también como protectores a la Virgen de las Mercedes y a los Santos Crispín y Crispiniano.
- La influencia devocional, procedente de la orden jerezana de mercedarios calzados y personalizada en la figura de fray Cayetano Quijada Bello, religioso mercedario calzado del convento de Jerez de la Frontera, que vino a predicar a la Real Isla de León a finales del s.XVIII, siendo muy bien acogido en el barrio del Santo Cristo y recibiendo el nombramiento de capellán de la Capilla.
La influencia de los mercedarios se vio reflejada un año después de su fundación con la inclusión de la hermandad, por parte del maestre general de la Orden Mercedaria, fray Diego López Domínguez, a la Real y Militar Orden de María Santísima de la Merced, Redención de Cautivos, a efecto de conseguir las indulgencias, prerrogativas y gracias espirituales concedidas a las cofradías de la Orden por los sumos pontífices.
Fray Cayetano fue el gran impulsor de la devoción a la Virgen de las Mercedes en el barrio del Santo Cristo, ya que en los pocos años de vida de la hermandad queda constancia de la celebración de novenas, funciones solemnes y veladas en la plaza del barrio con motivo de su festividad el 24 de septiembre, así como la fundación de la primera capilla musical de la villa, de la que el fraile formaba parte como contralto o la intención de colocar una hornacina, con la representación de la Virgen, para propagar su devoción.
Motivado por esta creciente devoción mercedaria, se intentó en varias ocasiones fundar un convento de padres mercedarios calzados en el barrio, y que la Hermandad de las Mercedes se trasladara al mismo, pero la historia de la hermandad mercedaria isleña se ve truncada apenas iniciada, ya que sufre dos contratiempos:
- Las medidas anticlericales y antigremiales tras la invasión francesa (1808-1813) y proclamación de la Constitución de 1812.
- El regreso en 1815 de fray Cayetano Quijada[1] a su convento de Jerez, del que llegaría a ser comendador superior.
La Hermandad y sus imágenes titulares, tras este declive, se trasladaron a la Iglesia Mayor Parroquial, siendo el año de 1819 la primera referencia documental de su nueva ubicación. Hasta 1825 hay constancia sobre la celebración de sus cultos, pero en una nómina de hermandades isleñas del año 1834 se la menciona ya como extinguida, pasando la imagen a ser devoción popular, sin hermandad, y permaneciendo durante más de 120 años a los pies de la nave del Sagrario de la Iglesia Mayor Parroquial.
Las fuentes documentales, tanto decimonónicas como de principios del s. XX, la describen siempre como imagen de media talla, con el Niño Jesús de talla en sus brazos, vestidos con sus hábitos blancos, con corona, cetro y escudo de la Orden de la Merced, iconografía usada para representar a la Virgen de la Merced a partir del siglo XVI.
En 1940 se sitúa a la imagen de la Virgen de las Mercedes en la cabecera de la nave de la epístola, en la denominada sala de duelo, hasta que en la década de 1960, tras desmantelar los altares de esta zona del templo, se retira del culto y es depositada en el interior de las dependencias parroquiales.
La fotografía más antigua que se conoce es de 1965, año en la que la parroquia la utiliza para montar un nacimiento con la imagen de San José venerada en la Iglesia Mayor y el Niño Jesús del Sagrario. La efigie de la Virgen fue utilizada a finales de los años setenta y principios de los ochenta del siglo XX por algunas cofradías isleñas para sus propios cultos o altares efímeros. Así lo hicieron, entre otras, la Hermandad de la Soledad (usándola como Santa María Magdalena en algún altar de cultos), la Cofradía de Jesús de Medinaceli (que la usó para colocarla en altares efímeros en las procesiones de Corpus Christi de esos años) o como simulacro de Dolorosa.
En estos años la efigie del Niño Jesús desaparece de las dependencias de la Iglesia Mayor Parroquial, apareciendo de forma puntual en un montaje de la Hermandad del Nazareno del Amor de Cádiz y estando en posesión del imaginero D. Alfonso Berraquero García hasta 2003.
La última etapa de la Virgen de las Mercedes sucede en la década de los 80, cuando en 1985 fue recuperada para el culto con motivo de la fundación de la Hermandad de los Desamparados, con sede canónica en el antiguo Hospital de San José, convirtiéndose en la Titular Dolorosa de la cofradía hasta 1997, fecha en la que se devuelve a la Iglesia Mayor Parroquial tras el encargo de una nueva talla de la Virgen de los Desamparados al imaginero Alfonso Berraquero García.
En 2002, la Hermandad de los Desamparados inició los trámites para recuperar y exponer a la veneración pública en su sede canónica la imagen que durante una década fue Titular, pero esta vez bajo su advocación original de Virgen de las Mercedes con el Niño Jesús que estaba en posesión de D. Alfonso Berraquero García.
La Virgen de las Mercedes se convirtió en Titular Gloriosa de la Corporación según decreto fechado a 4 de junio de 2014, recibido por la Hermandad de los Desamparados el 6 de febrero de 2015.
RESTAURACIONES Y/O MODIFICACIONES EFECTUADAS
La primera intervención de la que hay constancia documental se produce cuando se cede la imagen como titular fundacional de la Hermandad de los Desamparados y la realiza el restaurador gaditano D. José Miguel Sánchez Peña, quien tras una consolidación y reintegración de la policromía original, adapta la talla de la Virgen de las Mercedes a su nueva condición de “dolorosa”, colocando lágrimas de cristal en su rostro y nuevas pestañas.
Aunque sin constancia documental pero sí verbal, en su etapa como Virgen de los Desamparados se producen repintes en su rostro para acentuar los “rasgos dolorosos”, dato que se evidencia en las últimas fotografías en las que procesionó en Semana Santa.
En 2003, cuando la hermandad recupera a su primitiva titular en su advocación original, el imaginero isleño D. Alfonso Berraquero García la interviene, dotándola de nuevo candelero, eliminando las lágrimas de cristal y repolicromando por completo la imagen con el objetivo de subsanar los desperfectos que hubiera en la policromía, añadiendo unas nuevas pestañas.
No hay constancia documental de la intervención de la imagen del Niño Jesús pero sí que se observan a simple vista repintes y pátinas para disimular pérdidas en los estratos de policromía, reparación de elementos que se habían desprendido o fracturado (como una de las piernas) y uso de pasta de madera en zonas puntuales del cabello, en algún caso para tapar una grieta en el ensamble de la mascarilla acentuada por el paso del tiempo.
ANÁLISIS MORFOLÓGICO-ESTILÍSTICO.
La imagen de la Virgen de las Mercedes se trata de una escultura de vestir, donde solamente están acabadas con total detalle las partes exteriores, las cuales quedan descubiertas de los elementos textiles y la peluca de pelo natural, es decir, cabeza y manos. El resto del cuerpo, formado por los brazos articulados, torso y candelero quedan debajo de las vestimentas y por tanto están realizados de forma muy simplificada.
El rostro, de proporción alargada y sin excesos de rasgos expresivos, presenta una nariz de cartílago alto y recto que dotan a la imagen de un perfil clásico. Los orificios nasales no son muy protuberantes y están conectados al interior de la mascarilla. Las facciones están suavizadas, los pómulos poco marcados y con el mentón y barbilla redondeados. Respecto a la boca, unos labios finos que dejan entrever los dientes en su parte superior, que con la intervención de D. Alfonso Berraquero se aprecian menos ya que los repinta parcialmente con el mismo tono carmín de los labios.
Los ojos de cristal están enmarcados por amplios párpados superiores, resaltando una forma almendrada. Las cejas finas y arqueadas antes de la intervención de Berraquero, muestran ahora un “peleteado”, también visible en los párpados inferiores, que distorsiona el arco de trazo uniforme que se observa en fotografías antes de esta intervención. En la figura 2 se observa a la Virgen sin pestañas, por lo que puede ser un añadido posterior a 1965.
Sus manos presentan formas redondeadas y estilizadas. La mano derecha está concebida para sostener el cetro, estando semi unidos el pulgar y el índice, formando un círculo para sostener el atributo, el dedo corazón semi extendido y próximo al índice, y el anular y meñique alejados de estos. La mano izquierda está concebida para simular que sostiene al Niño Jesús, formando un ángulo entre la posición del pulgar e índice, y el índice con el resto de dedos que se encuentran muy próximos entre si.
En cuanto a la talla del Niño Jesús, aunque está pensada para ser vestida, está completamente anatomizada. En su rostro, que destaca un semblante tierno y cándido, destacan los mofletes anchos y caídos, pequeño mentón con barbilla y papada redondeada. La nariz, de cartílago bajo y redondeado, tiene los dos orificios realizados en profundidad, al igual que la boca entreabierta que deja ver la dentadura y la lengua. La frente aparece despejada y el pelo aparece con alborotados rizos en las zonas más próximas al rostro, que se van apretando en espirales a medida que el cabello llega a la zona de la nuca. Hay zonas donde se observa pasta de madera.
Las cejas, pestañas y la intersección del rostro con la talla del cabello aparecen con un peleteado similar al del rostro de la Virgen después de la intervención de Alfonso Berraquero.
La anatomía del Niño aparece con formas redondeadas, destacando la zona de la barriga, nalgas, muslos, pies y manos.
La posición de la mano derecha aparece bendiciendo mientras que la de la mano izquierda aparecen al igual que la de la mano derecha de la talla de la Virgen, para sostener un elemento simbólico de la iconografía que representa (cetro, escapulario o grilletes).
La pierna izquierda aparece adelantada, flexionada y semi cruzada respecto a la derecha, que se muestra más estirada.
ESTUDIO COMPARATIVO CON OTRAS OBRAS DEL MISMO AUTOR Y/O ÉPOCA
Diversos expertos en restauración e historia del arte levantinos, como es el caso de D. Santiago Rodríguez López, Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Murcia y Conservador y Restaurador de Bienes Culturales, apuntan que la obra podría tener un origen valenciano, concretamente relacionado con la producción de José Esteve Bonet, discípulo de Ignacio Vergara y escultor de cámara honorario de Carlos IV, del que contamos con algunas obras documentadas en la provincia, concretamente las imágenes del Cristo de la Defensión, Virgen de la Defensión y Virgen de la Compasión, encargadas para Jerez de la Frontera, además de las que se encuentran en Andalucía, como es el caso de Huelva (Virgen de Gloria de la Esperanza, Ayamonte), Sevilla (San José de la Catedral) y Córdoba (Virgen del Carmen de la Catedral).
El estudio realizado por la Historiadora del Arte, Marina Belso Delgado, sobre el estilo de Esteve Bonet y el patrón común que se da entre sus obras conocidas, encaja con el análisis morfológico y estilístico del conjunto de la Virgen de las Mercedes.
El rostro de la Virgen, con su característico perfil que recuerda a los modelos de la Antigüedad Clásica, se repite en la obra de Esteve Bonet, siendo muy representativo en la imagen de vestir de Santa Catalina de Siena de la Orotava, con la que no solo guarda la similitud del rostro, sino también en la forma de resolver la talla del cuerpo hasta el inicio del candelero, o con la Virgen del Rosario de la Cofradía Marraja de Cartagena, donada a esta en 2002 por la familia Duelo (el Niño Jesús es obra contemporánea de Arturo Sierra).
La visión frontal del rostro también guarda muchas similitudes con otras obras del imaginero valenciano, como es el caso de la Virgen de la Merced de Algar de Palancia, las desaparecidas Virgen del Carmen del Convento de San José de Caudete y Virgen de la Seo de Valencia.
La posición de la mano que sostiene el cetro también es un grafismo muy repetido en la obra de Esteve Bonet, como es el caso de la Virgen de la Merced de Toledo, de Palma de Mallorca, la Virgen del Carmen de Córdoba o Virgen del Carmen de la Roda.
La talla del Niño Jesús es igual de concluyente, repitiéndose los modelos de Niño Jesús, con bucles de cabellos apretados, y ademán de bendecir, en los conjuntos anteriormente mencionados y de otros como pueden ser el Niño Jesús Triunfante de Algar de Palancia, el Niño Jesús de la Ermita de Llutxent, del Belén del Príncipe del Palacio Real o los mostrados en la exposición del museo Salzillo “Puer Natus: Imágenes del Divino Infante” y en la subasta de septiembre de 2024 de Ansorena, procedentes de colecciones particulares.
Estos modelos se repiten en los ángeles de los distintos conjuntos escultóricos, destacando los la Virgen de la Compasión de Jerez o los del conjunto de San Vicente Mártir del Museo Histórico Municipal de Valencia, en los que se observa detalladamente la forma de concebir boca, dientes y lengua, los bucles del cabello o los característicos ojos de cristal.
CONCLUSIONES
El fundamento de esta atribución se sustenta en el análisis morfológico y estilístico del conjunto de la Virgen de las Mercedes, donde se evidencian una serie de grafismos usados por José Esteve Bonet en su obra, una morfología que no encaja con los modelos de escuela gaditano-genovesa o sevillana con los que contamos en la zona de la Bahía de Cádiz.
La atribución es coherente con la cronología, ya que la fundación de la hermandad coincide con los años en los que se encargan las tallas jerezanas de Esteve Bonet, y puede ser un punto de partida para una investigación documental sobre su autoría, buscando quizás la conexión de la relación jerezana con el imaginero valenciano y la gran influencia de la Orden Mercedaria de Jerez con la Hermandad isleña, sin olvidar la figura de fray Cayetano Quijada y Bello, así como la posible conexión con el gremio de zapateros, que inicia su actividad casi veinte años antes de la fundación de la Hermandad.
La talla no aparece reflejada en la transcripción que hace Antonio Igual Úbeda del Liber Veritatis, dietario que Esteve Bonet redactó de 1762 hasta 1802, poco antes de su muerte, no obstante este dato no es significativo, ya que en el texto aparece una disminución de anotaciones en la última década, posiblemente por la gran demanda que tuvo el imaginero valenciano en esos años.
Otra línea de investigación puede ser las imágenes de San Crispín y San Crispiniano, actualmente convertidos en las imágenes de los copatronos San Servando y San Germán, búrdamente repintados, distorsionando su aspecto primitivo.
La puesta en valor de la talla de la Virgen de las Mercedes de San Fernando, con la atribución al escultor de cámara honorario de Carlos IV, merece ser tenida en cuenta para un futuro proyecto de restauración, ya que la transformación en su policromía en la última etapa de su historia material desvirtúa considerablemente la obra original de finales del s. XVIII.
BIBLIOGRAFÍA:
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CASA DE SUBASTAS ANSORENA, LOTE 266 (septiembre 2024):
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