La Virgen de las Mercedes recorrió el centro en una accidentada procesión



En algunas ocasiones es difícil hacer una crónica. Algunas veces -como el sábado pasado con la extraordinaria de la Caridad- por la de innumerables momentos vividos de fervor cofrade y por tantas y tantas cosas que una vez leídas quedan por decir y otras que a veces es difícil llegar a contar con palabras.

Son las que más. Pero otras veces algunos sucesos hacen que las crónicas casi no tengan sentido. Que lo vivido -aunque sea unos instantes- en una procesión se parezca a todo menos lo que de verdad debe exponerse o que alguien deba ver al contemplar una procesión.

Y hoy ha sido de las segundas. Cuando un hecho deja de lado todo. Las marchas, las petaladas, los momentos de intenso ambiente cofradiero -que los hubo- y tantas otras cosas que con mimo unos cofrades preparan durante meses para un día. Y ese día era hoy. 

El día que procesionaba la Virgen de las Mercedes y lo hacía en su festividad y en la jornada festiva para San Fernando. Y todo iba bien, iba como tienen que ir las procesiones. Con sus cosas buenas y las no tan buenas o mejorables -como en todas-.  

Pero claro cuando a un paso se acercan personas e increpan con insultos por el estilo de carga, entonces ya todo lo que se pueda decir en una crónica pierde totalmente su sentido. Como pierde todo su sentido cuando se llega a las manos por un tema de carga y los “cofrades” y pónganles todas las comillas posibles damos una visión dantesca de lo que es una procesión en la calle. 

Digo pónganles las comillas que quiera ya que alguien que se dedica a hacer este tipo de cosas -ya sea insultando o llegando a las manos de la manera que sea- nada tiene que ver con el mundo cofrade.

Así ocurrió. Así lo verán en vídeos por WhatsApp si no lo han visto ya. Así salió y se recogió la Virgen de las Mercedes para la que hoy -igual mañana sí- no existe una crónica al uso. No existe nada que justifique lo vivido hoy durante unos minutos. Y es que en algunas ocasiones es difícil hacer una crónica, incluso es difícil decir que uno pertenece a este mundo al que llamamos cofradías. (ISLAPASIÓN).

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