La Reina de los Ángeles se paseó por su barrio entre marchas en una calurosa tarde
El calor de la tarde hizo mella en la procesión de los Ángeles. Así se pudo ver en las primeras horas de la procesión por el barrio de la Bazán en el que se registró menos público del habitual en esta procesión.
Y es que el inicio de este mes de septiembre con tan altas temperaturas se veía también en el cortejo en el que no faltaban las pequeñas botellas de agua o en los faldones del paso que se levantaban para aliviar a los costaleros.
Además de lo meteorológico la procesión que organiza cada año esta agrupación parroquial va de menos a más -como pasa con el público avanzando las horas-. Curiosos los nuevos estrenos con el juego de ángeles que bordea el manto y el nuevo llamador que luce sobre el también estrenado canasto.
Las puertas de la Sagrada Familia se abrieron a las siete de la tarde y este momento estuvo a cargo del pregonero de las Glorias de 2016, Manuel Ángel Cano Vélez. Las primeras levantás fueron dedicadas a hermanos fallecidos y a la Hermandad del Perdón por el XXV aniversario de la Virgen de la Paz.
La banda de música de la ACM San José Artesano fue la encargada de acompañar musicalmente a la Reina de los Ángeles. Se notó también -especialmente en la cornetería- el calor y el descanso veraniego en sus primeras interpretaciones aunque -como todo en esta procesión- fue de menos a más completando un muy buen repertorio de marchas de corte alegre.
En el cortejo estuvieron presentes las hermandades radicadas en el templo de la Sagrada Familia así como representación del equipo de gobierno de la ciudad y del Consejo local de Hermandades y Cofradías, las salineras del Carmen de 2016 y algunas de las entidades sociales del barrio de la Bazán.
En el recorrido destacó el paso por la Asociación de Vecinos «El Ancla», las calles Nazaret y Revelación así como por la plaza de Almanzora a la altura del bloque 9 en el que tantos años vivió la Santísima Virgen antes de pasar a presidir un altar en el templo de la Sagrada Familia.
Pasadas las once y media de la noche se recogía esta procesión ante la mirada atenta de los fieles que acompañaron hasta su entrada y gritaron vivas ya en el interior del templo. (ISLAPASIÓN).