El Papa Francisco concede la tercera Rosa de Oro de España a la Virgen de la Macarena
La Virgen de la Cabeza, la Virgen de Montserrat y, desde este domingo, la Virgen de la Macarena. Es el selecto grupo mariano que ha recibido, o que próximamente recibirá, en el caso de la Esperanza, la Rosa de Oro con la que el Santo Padre muestra su reverencia a la madre de Dios. Ha sido una sorpresa inesperada para todos cuando el arzobispo de Sevilla,José Ángel Saiz Meneses, ha visitado este domingo la basílica de la Macarena para, tras rezarle a la Esperanza, comunicar desde el presbiterio que el Papa Francisco distinguirá a la virgen con una de las más altas condecoraciones que existen a nivel mundial, y que hasta el momento sólo distinguían a la Virgen de la Cabeza y a la Virgen de Montserrat en el territorio nacional.
Será el próximo mes de diciembre, en las vísperas del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular que se celebrará en Sevilla, cuando a la basílica de la Macarena acuda el sustituto para los asuntos generales de la Secretaría de Estado del Vaticano, Edgar Peña Parra, a quien el Papa Francisco le ha encomendado la entrega de la Rosa de Oro. Según ha podido saber este periódico, era un proyecto en el que llevaba siete años trabajando el hermano mayor de la cofradía de San Gil, José Antonio Fernández Cabrero, quien tras el anuncio se ha fundido en un sentido abrazo con el arzobispo Saiz Meneses.
Faltaban pocos minutos para que las campanas de la basílica de la Macarena tocasen por la hora del Ángelus cuando por el atrio del templo hizo su entrada José Ángel Saiz Meneses, para quien abrieron de par en par las puertas del recinto sagrado. Nada más entrar, el arzobispo se arrodilló delante de la Virgen de la Macarena mientras le cantaba la coral de la Hermandad. Tras ese solemne momento, Saiz Meneses se ha dirigido al ambón para rezar el Ángelus a las doce del mediodía. Al finalizar el rezo, el arzobispo ha comunicado este anuncio, que ha sido acogido con una fuerte y emocionada ovación de los fieles que en ese momento se encontraban en el interior de la capilla.