Columna se queda sin su barrio, y su barrio sin la hermandad que más se vuelca en sus calles
La Hermandad de Columna tenía en este 2016 una fecha marcada de forma importante por, entre otros asuntos, la finalización de un proyecto que había sido el anhelo de muchos hermanos durante los últimos años: el Simpecado de esta corporación.
Las puertas de la Iglesia Mayor se abrían por vez primera para dar paso a uno de los cortejos que más han mejorado en los últimos años; principalmente por las túnicas de sus hermanos algo que cada año hace que ver pasar esta cofradía sea todo un goce para los sentidos más cofradieros.
A los sones de la Agrupación Musical Virgen de las Lágrimas se ponía en la calle el misterio de esta corporación con un andar poderoso y con una cadencia que marca un estilo propio en los últimos años. Marchas clásicas que se entremezclaban con nuevas composiciones de esta formación que volvió a mostrar su perfecto estado de forma.
Con una Plaza de la Iglesia repleta de público salía el palio de la Virgen de las Lágrimas una vez que el sol de la tarde había ya reflejado sus rayos sobre el nuevo Simpecado; toda una joya bordada. Con el acompañamiento musical de la Banda de Música Sinfónica Municipal de San Fernando la Virgen de las Lágrimas recorría los primeros metros de su itinerario para encaminarse hacia la Carrera Oficial.
Todo marchaba sobre lo previsto. El cambio de itinerario para evitar la calle de Las Cortes había sido un éxito y un descubrimiento para esta cofradía. Todo iba bien hasta que al llegar a la confluencia de las calles Murillo y La Herrán y cuando de nuevo el barrio de la Iglesia Mayor, el barrio de esta hermandad, esperaba un nuevo encuentro; la lluvia apareció y obligó a que el cortejo siguiera calle Real arriba buscando la Iglesia Mayor.
El paso de misterio lo hizo de forma presurosa mientras que el paso de la Virgen de las Lágrimas –una vez la lluvia cesó- hizo este mismo camino algo más lento, con más parsimonia, y con el inconfundible estilo y gusto en sus andares.
El barrio de la Iglesia Mayor se quedaba sin su cofradía, sin la que más se dedica a engalanar sus calles, y por ende la hermandad también se quedó sin pasar por las calles del barrio. Una pérdida en la que ya todos –vecinos y hermandad- sueñan de cara al próximo 2017. Seguro que sí. (ISLAPASIÓN).