Afligidos retoma sus orígenes con la vuelta al Cristo Viejo en la celebración de su 75 aniversario
75 años de la Hermandad de Afligidos en La Isla. 75 años de devoción en el barrio del Cristo para una cofradía que ha sabido evolucionar y crecer tanto en lo patrimonial como en el resto de aspectos.
La cofradía ponía su Cruz de Guía en un Lunes Santo soleado minutos antes de las cinco y media de la tarde con un único fin, llegar a la hora prevista a Carrera Oficial para que el Lunes Santo fuera ese reloj de precisión que necesita ser para encajar a tres cofradías con recorridos casi idénticos en lo que al centro de la ciudad se refiere.
Jesús de los Afligidos lucía con las nuevas potencias que ya parecen estar asimiladas totalmente por los cofrades de La Isla. Sonó Amarguras y el paso se colocó tras la salida en la calle Profesor Antonio Ramos. De allí hasta Ancha en trepás largas y con andares decididos de su cuadrilla.
Pero, al contrario que el año pasado, no fue suficiente. La cofradía llegó con ocho minutos de retraso sobre el horario acordado al palquillo de toma de hora. Y eso Medinaceli no lo podía permitir. Y por ello la hermandad de la Iglesia Mayor abría las puertas y colocaba su Cruz de Guía pegada a la presidencia de la hermandad del barrio del Cristo. Aún faltaba por pasar el cuerpo de acólitos, el paso, la penitencia y la banda de música.
Afligidos no había llegado a su hora y Medinaceli -que este año tampoco accedió a salir 15 minutos más tarde- aprovechó para con un gesto simbólico hacerlo ver. Ya hace algunos años Afligidos hizo lo mismo con su Cruz de Guía ante el retraso de la salida del palio de la Trinidad cuando la cofradía del barrio del Cristo ocupaba sitio en la nómina del día tras la de Medinaceli. Cosas del Lunes Santo, una por otra.
Pero si eliminamos este incidente el resto de la procesión fue marcada con esa precisión milimétrica de la que hacen gala los cofrades de Afligidos. Las marchas justas y las correctas en los lugares oportunos.
Emotivo paso por la casa del que fuera Hermano Mayor del Huerto, Ignacio Bustamante, en la que el paso se giró completamente hacia su puerta mientras sonaba, por dos veces, la marcha «Oración en el Huerto» de Agripino Lozano.
Esta parte del recorrido, la habitual, tuvo también momentos para el andar presuroso que volvió de nuevo a la cadencia más lenta al paso por la que fuera su primera sede canónica, la capilla del Cristo de la Vera-Cruz. Sonaron marchas e incluso una petalada -deslucida por el viento- despidió al misterio de los Afligidos antes de volver a su templo.
La hermandad se recogió sin problemas horarios y con su cortejo ejemplificando, un año más, lo que es la puesta en escena casi perfecta de una cofradía en la calle. Lunes Santo, bodas de diamante, Lunes de Afligidos y Amargura. (ISLAPASIÓN).