Un pergamino recordará en el interior del Santo Entierro el proceso de restauración
Poco queda para poder volver a ver al Santísimo Cristo Yacente de la Hermandad del Santo Entierro de nuevo entre las blancas paredes del templo carmelitano. El proceso de restauración de Pedro Manzano va llegando a su fin y con él algunos detalles reveladores que van marcando el día a día en este singular transporte histórico.
Además de los datos que desde hace algo menos de un mes el restaurador Pedro Manzano volcó en su página web (pedromanzano.es) -fijación de la policromía, retirada de repintes y recuperación del paño de pureza- muchos han sido los avances que ha sufrido este proceso de restauración.
En estos aspectos antes detallados, concretamente en el del paño de pureza, se ha eliminado el oro-metal (vulgarmente conocido como purpurina) y ha vuelto a su estado original, una tonalidad gris rosácea.
También se han recuperado -tal como nos indica el Hermano Mayor del Santo Entierro, Manuel García López- los huecos de las manos y los pies que originalmente eran huecos redondos que eran atravesados por unos pasantes para la posición del Cristo en forma de descendimiento. Esos huecos fueron rellenados por unas pastas simulando unas llagas que eran las que se mostraban hasta antes de la intervención de Manzano.
Uno de los problemas que ha tenido que afrontar Pedro Manzano son las zonas de pudrición. A la inicial localizada en el sacro se han localizado otras en el sudario y uno de los hombros.
Una de las grandes aportaciones del estudio de Manzano y que se ha comprobado una vez ha intervenido sobre el Santísimo Cristo es una particularidad en el cráneo. Toda la cabeza es una sola pieza salvo el lado izquierdo en el que se encuentra una pieza que encaja con el resto pero que se puede retirar y da acceso desde el interior a la zona de la boca y los ojos. Esta pieza se fijará pero se va a permitir que en un futuro, si existe la necesidad, se pueda retirar para poder actuar sobre las zonas antes indicadas.
Otra particularidad que se ha podido descubrir durante este proceso es la que atañe a las articulaciones de los brazos del Cristo Yacente. Estos brazos una vez se quisieron dejar fijos se ensamblaron con pasta y unos pequeños clavos metálicos. A la hora de ser revisados por Pedro Manzano se ha visto que el hombro derecho está bien fijado pero que en el caso del izquierdo la fijación está mal. Para poder solucionar este inconveniente Manzano ha retirado el brazo y ha realizado un molde en pasta que luego ha traducido en madera y que sirve de encaje entre el cuerpo y el brazo evitando así la necesidad de usar otro tipo de sujecciones.
Sobre la policromía García López asegura que «el color original del Cristo es marfil no es un color rosáceo como la talla del Cristo de Expiración». Además de esto, aprovechando que se ha abierto la espalda al Titular cristífero de esta cofradía -como aprobaron los hermanos en cabildo- para la limpieza de la zona del sacro se le va a incorporar una espiga en forma de T para obtener una forma más segura de sujeción.
Esta sujeción, tal como nos indica el hermano mayor del Santo Entierro, «podrá valer para poder tener al Señor en una parihuela hasta en el caso de poder alzarse en una Cruz y hacer un besapié alzado como se realiza en Córdoba aunque esta última opción no se ha barajado por parte de la Junta de Gobierno» y añade «lo que queremos es dejar la posibilidad por si dentro de 5, 10 o 20 años se quiere hacer que exista el medio adecuado».
Aprovechando también esta intervención desde la espalda a la zona hueca del cuerpo la pasada semana se realizó un pergamino que, a instancias de Pedro Manzano, se introducirá en el interior con los datos más relevantes del momento actual. El mismo está firmado por el hermano mayor y secretario del Santo Entierro así como por el restaurador y en él se detallan las personas que ocupan los distintos cargos desde el Papa Francisco, pasando por el Rey Felipe VI, el Obispo Diocesano, el Propósito General de la Orden, el Director Espiritual de la Hermandad, el Prior de los Carmelitas de San Fernando, el Arcipreste, el Alcalde de San Fernando, el restaurador y el Hermano Mayor y Junta de Oficiales del Santo Entierro.
El pergamino, en el que también figura el logotipo del V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, se impregnará en un líquido especial para estos casos y se guardará en un plástico que no dañe en ningún momento el interior del Santísimo Cristo y que no se vea afectado por los posibles cambios que pueda sufrir en el futuro.
Según el compromiso de Pedro Manzano con la hermandad el Santísimo Cristo deberá estar en San Fernando antes de final de año -siempre que no exista alguna complicación- aunque la hermandad aún no baraja una fecha concreta para devolver al culto a esta imagen bicentenaria que, aunque no está documentado, el análisis de Pedro Manzano durante estos meses viene a referir que su autoría -tal como ya se había afirmado anteriormente- correspondería a José Tomás de Cirartegui.
A la hora de abrir el hueco interior se han podido ver algunas virutas de madera que han sido recogidas por la hermandad y con las que está previsto se realice algún tipo de relicario o recuerdo para los hermanos de la cofradía del Viernes Santo.
Otro aspecto importante en la intervención es el pelo del Santísimo Cristo. En este sentido no se va a hacer un pelo tallado ya que en la investigación se ha podido observar que el pelo está mutilado a la altura del cuello pero no se va a hacer uno nuevo tallado al no existir documentación sobre el mismo. Por tanto el Cristo Yacente seguirá teniendo pelo natural que posiblemente sea mejorado para tener dos juegos uno más corto de altar de diario y uno para todo los momentos que se encuentre fuera de la urna del altar de la iglesia conventual del Carmen.
En esta semana Pedro Manzano comienza a cerrar por la espalda la intervención del Santísimo Cristo al que los hermanos del Santo Entierro esperan con impaciencia tras estos meses de espera. La Junta de Oficiales del Santo Entierro baraja varias opciones a la hora de reponer al culto a su Titular pero ninguna definitiva. (ISLAPASIÓN).