Triduo a la Divina Pastora (y III): La víspera del día grande de los pastoreños
Hoy ha finalizado el Triduo que desde el pasado miércoles se viene celebrando en la Iglesia de la Divina Pastora en honor de la Titular mariana de la corporación letífica de la misma advocación.
Un Triduo que, aún en las especiales circunstancias que se ha venido celebrando, ha servido de un mayor recogimiento y oración ante la Santísima Virgen.
La Madre de los pastoreños ha presidido desde el presbiterio estos tres días ataviada con sombrero y cayado sobre un pequeño monte de flores en el que destacan por su color y olor los nardos.
Este tercer día ha sido si cabe más distinto a años anteriores. El 14 de agosto era un día algo más largo que los dos anteriores. Se celebrara la misa y tras esta, y con un pequeño tiempo de receso para la cena, se comenzaba a preparar el rosario de antorchas previo a la felicitación a la Virgen que este año no se darán.
Las puertas del templo se han cerrado tras el tercer día en el que Fray Emilio Rodríguez Sosa OFM del Convento de los Padres Capuchinos de Sanlúcar de Barrameda ha centrado su homilía con un referente nuevo, una nueva advocación “María Santísima de la rutina” un concepto que ha explicado con la misma cercanía que los dos días anteriores.
Tras el canto de la Salve pastoreña y unos minutos para contemplar a la Virgen se han cerrado las puertas del templo que se volverán a abrir mañana para la Solemne Función con la que concluyen estos cultos y que dará comienzo a las once de la mañana. (ISLAPASIÓN).
