San José se reencuentra con La Isla en su procesión del 1 de mayo
Dos años sin salida procesional. Es con lo que acabaron ayer los josefinos, con ese parón obligado por la pandemia del coronavirus que hizo suspender la anual cita con el Patrón de San Fernando en la tarde-noche del 1 de mayo.
Y tras dos años de parón pareció -salvo algunas mascarillas que se vieron- que nada había cambiado. Todo era como se dejó aparcado en 2019. Una salida en una tarde con buena climatología, mucho público que fue incrementándose a medida que pasaba la tarde y las marchas, vivas y petaladas al Santo Patrón, como de costumbre.
Minutos antes de las seis de la tarde -hora prevista para la salida- había algo de público en la Plaza de la Iglesia, quizás algo menos que otros años. Habitualmente los años en los que el día 2 de mayo es festivo el público suele ver más la procesión en su recorrido de regreso mientras que cuando no es festivo el público suele congregarse más en la primera parte del recorrido. En la jornada de ayer el público acompañó durante todo el recorrido, con muchas ganas de ver esta procesión tras dos años de parón.
En el interior del templo se organizaba el pequeño pero coqueto cortejo josefino mientras que tras las preces por parte del director espiritual de la hermandad se realizó un acto novedoso antes de abrir las puertas del templo. La hermandad, tal como hace por ejemplo la del Santo Entierro en la tarde del Viernes Santo, realizó un acto de venia al Consejo, la ciuadad y autoridades religiosas y militares que acompañaban. Es un acto simbólico de apertura del tiempo de procesiones de Gloria en la ciudad, como simbólico es también la apertura de las puertas de la Iglesia Mayor que estuvo a cargo del Pregonero de las Glorias, José María Belizón Reina.
Una vez abiertas las puertas y con el cortejo ya en la calle la primera de las levantás del paso estuvo a cargo de la Hermana Mayor de la Hermandad de la Soledad, Mercedes Muñoz Guerrero, con motivo del 275 aniversario fundacional que celebra la corporación soleana.
Con todo esto solo faltaba que el Santo Patrón de los isleños volviera a las calles de la ciudad. Y así lo hizo entre las marchas de la Banda de Música de las Nieves de Olivares que viene siendo la habitual banda sonora tras el paso del Patrón. Un paso que estuvo portado por una cuadrilla de cargadores -llamada del Santo Patrón- comandada por Manuel Ruiz Gené y en la que convivieron cargadores gaditanos e isleños. Una cuadrilla que aunque trabajando con la herramienta propia de la ciuadad, la almohada, se caracterizó por expresiones y formas de trabajar el paso propiamente sevillanas.
El recorrido sufrió leves modificaciones con respecto a años anteriores debido a las obras en la Plaza del Rey y calles adyacentes por lo que tras tomar Real y desde San Diego de Alcalá el cortejo se encaminó por la calle Las Cortes, Plaza del Rey y General Valdés para volver a salir a la calle Losada y desde aquí el tradicional saludo a la Hermandad de Cristo Rey en la Capilla de la Virgen de la Estrella.
Desde aquí el recorrido permaneció inalterable en lo que han sido los últimos años. Tras dejar atrás la capilla del Colegio de La Salle se bajó San José, uno de los puntos álgidos de esta procesión y que contó, como es habitual, con mucho público en las aceras y desde las azoteas también para colmar el paso de pétalos. Unos pétalos que quizás en cantidad fueron menos que en años anteriores pero que volvieron a alfombrar el paso por la calle que lleva el nombre del Patrón de los isleños.
Las marchas se sucedían hasta llegar a la Plaza de San José con el encuentro con los ancianos de la residencia y la llegada ante la Capilla de los Desamparados en la que se hizo el rezo en su interior así como una ofrenda floral a los Titulares de la corporación del Viernes Santo. Mientras esto sucedía en el interior de la capilla en el exterior el Coro San Juan de la Cruz acompañaba con sus cánticos estos momentos de espera con el paso frente a frente a los ancianos.
A este punto se llegaba con al menos media hora de retraso sobre el horario previsto. Por ello el paso por las siguientes calles se realizó de manera algo más rápida de lo habitual con el único objetivo de llegar en hora a la calle Jorge Juan, quizás el segundo de los puntos clave de este recorrido. En esta calle de nuevo las marchas y de nuevo, como cada año, los versos de Santiago Muñoz desde su casa. También acompañó al cante Carolina Castilla con una nana con letra del propio Santiago Muñoz.
Desde Jorge Juan ya el camino de regreso a la Iglesia Mayor se hizo con algo más de parsimonia recreándose especialmente en el paso por el Callejón Capataz Nicolás Carrillo en el que sonó ‘Soleá, dame la mano’ quizás en referencia al aniversario soleano antes mencionado.
Con esto y minutos después de las diez y media de la noche el paso de San José regresaba al interior de la Iglesia Mayor dando por concluido el 1 de mayo del reencuentro de San José, tras dos años, en las calles de San Fernando.