OPINIÓN: Repertorios y modas – ‘El muñidor’
A pocos
días para que llegue nuestra esperada Semana Mayor, quería reflexionar sobre la
elección de los diferentes repertorios,
callejeros o crucetas (como quieran llamarles), que en estos días están
confeccionando las distintas Hermandades o sus correspondientes comisiones musicales para amenizar sus
Estaciones de Penitencia.
Y yo me
pregunto: ¿Se respeta el estilo de la Cofradía por encima de los gustos
personales de las personas que lo eligen?, ¿Es siempre el más idóneo?, ¿Cuál es
el criterio a seguir para su elección?, ¿Se busca el lucimiento más que la
calidad de la composición o se busca la
“popularidad” de la misma?
Elegir
las distintas marchas procesionales que se distriburirán a lo largo del
recorrido es una materia complicada y difícil de llevar a cabo, pues se topa
con multitud de sugerencias, impresiones y conocimientos dispares. Pienso que la
selección de las marchas no debería estar sujeta a las “modas”, ni a los gustos
particulares de una o varias personas.
Si eres el
responsable de la música de una Cofradía de corte clásico, por mucho que te
guste la marcha con la que el año anterior entró la Esperanza de Triana en
Campana, porque “es muy flamenca y tiene
pellizco” o “tiene un solo de flautín
muy bonito”…, hay que saber si es o no la más adecuada para tu Virgen. En muchas
ocasiones los encargados de elegir las marchas se dejan llevar por estas “modas”
y no tienen en cuenta la idiosincrasia de la Hermandad o no se dejan asesorar
por los responsables de las Bandas, que digo yo, “algo sabrán del tema”.
Otro de
los factores, a la hora de elegir el repertorio, tiene que ver con los
cargadores. De todos es sabido, que en ciertas ocasiones, se modifican algunas marchas previstas a petición de la cuadrilla: “¿Esto qué es?, ¡Qué raro es esto!, ¡Esto es muy triste! …” Aquí en San Fernando he llegado a escuchar
la maravillosa “Jesús de la Penas” de A.
Pantión y acto seguido “Caridad del
Guadalquivir”, por sublevación de la cuadrilla, “para compensar” (…).
Creo que
el patrimonio musical en la calle no puede estar sujeto a caprichos o
desconocimientos, al igual que no lo está el artístico de maginería, talla u
orfebrería. Preocupémonos más por
intentar “educarnos” (musicalmente hablando) e intentar apostar por las composiciones
de calidad que suenen a «Semana Santa».
Porque… aunque
al principio nos suene extraño, “al final,
a todo el mundo nos gusta el jamón”.