La Casería vive cada Jueves Santo su día grande del año. Desde la playa hasta el puente mi barrio es diferente dice un lema que se ha convertido casi en eslogan y que en Jueves Santo se hace más realidad que nunca. Hasta en este año que no ha vivido la salida del dorado altar del Cristo del Perdón.
Desde bien temprano se abrieron las puertas del templo y el ir y venir de hermanos, fieles y devotos fue constante. Mucho más que cualquier mañana de Jueves Santo en la que los nervios se disparan. Esta vez no había los mismos nervios pero si la sensación del día grande de la hermandad y del barrio.
La mañana se vivió entre las visitas protocolarias y el acto de bendición de las velas que serían colocadas durante toda la jornada en un soporte que fue iluminando, a medida que caía la tarde, el templo de la Inmaculada Concepción. Muchas peticiones, gracias y oraciones junto a las velas que deberían estar colocadas en el exterior del templo como homenaje también a los que lo hicieron el pasado año, pero que el Ayuntamiento de San Fernando negó en este 2021.
El templo volvió a acoger -en horario distinto a otros años- la eucaristía de los Oficios del Jueves Santo ya que cuando la hermandad procesiona estos se adelantan al mediodía. Antes de la eucaristía el ensamble Jubilate Deo quiso interpretar como ofrenda en esta jornada la ‘Plegaria al Santísimo Cristo del Perdón’ de Rafael Márquez Galindo.
El resto de la tarde y hasta el cierre del templo se vivió con las vivencias de hermandad de los cofrades del Perdón que en este Jueves Santo pudieron ver a sus titulares entronizados en el altar mayor del templo, una imagen histórica y llena de simbolismo.