La noche que Rafael Huertas dirigió por última vez Jesús Nazareno
Así lo anunciaba el propio Rafael Huertas Soria al situarse ante la Banda de Música del Nazareno, su banda, la que fundó en los años ochenta, en la noche de hoy con motivo del concierto que lleva su nombre. Es, siempre, el último coletazo del concierto, quizás lo más esperado como bien decía el actual director, Juan Luis Álvarez Llave.
Era su última vez junto a la batuta y junto a las partituras que creara como himno oficial, oficioso y reconocido de la hermandad del Regidor Perpetuo. Pero como aquel militar que fue y con ese apego a los compases taurinos de la que hizo fuera la banda de la Plaza de Toros, Rafael Huertas dio la espalda al público, niqueló su semblante frente al Nazareno y combinó sus dos manos para dirigir algo más que una marcha que quiso dedicar a su familia.
Las manos de Rafael parecían que fueran las de los ochenta, las de los noventa, o las que nos han ido marcando el final de este concierto cada año en el presente siglo. Rafael Huertas, santo y seña de una época dorada de la música procesional en San Fernando, volvía a demostrar su torería con la mano izquierda y la firmeza militar con la derecha en cada nota, en cada gesto, el que siempre fue.
Mimando como siempre lo hizo a una academia de música que desde hoy lleva su nombre. Mimando la música, dándonos regalos eternos en forma de marcha y acariciando la batuta como lo hacía con los instrumentos.
Así ha sido. Hoy se cortaba la coleta un grande de la fiesta. Y lo hacía en el coso que tantas noches lo vio sair por la puerta grande, con el cartel de no hay billetes y junto a Jesús Nazareno y una cuadrilla que hacía las veces de la mejor compañía de la Infantería de Marina donde sirvió tantos años.
Los que hasta hoy pudimos disfrutarlo junto a la batuta solo nos queda consolarnos con sus marchas, el recuerdo de quien nos marcó de niños hasta hoy, y un legado como banda de música en la noche en la que Rafael Huertas dejó la batuta a los sones de Jesús Nazareno. Gracias, profesor. Enhorabuena, maestro.