La mortaja isleña tiñe de negro y blanco las calles de una ciudad rendida a Caridad
La Parroquia Vaticana y Castrense de San Francisco vio salir en la tarde de ayer a la primera de las cofradías que realiza su salida procesional desde este templo de la ciudad. A las siete de la tarde, tal como estaba previsto, se abrieron las puertas del templo castrense por parte del hermano de esta corporación Ramón Rodríguez González.
El cortejo comenzaba a salir con un buen ritmo puesto que debía llegar al punto acordado en la plaza del Rey para pasar antes que llegara la Hermandad del Huerto tras su paso por Carrera Oficial.
Mucho público en las primeras calles del recorrido para ver a los penitentes de túnica blanquinegra que antecedían al paso de misterio de plata que cada año va sumando piezas nuevas al que será seguro uno de los retablos itinerantes más imponentes de la Semana Santa de San Fernando cuando esté terminado.
Portado por una cuadrilla de la asociación de Jóvenes Cargadores Cofrades y a los sones de las marchas de la Banda de Música de la Asociación Cultural Musical Agripino Lozano el misterio de la Virgen de la Caridad y el Cristo de la Salvación enfilaba la calle Real tras una salida marcada por una buena temperatura que hacía que el público congregado en el centro de la ciudad acudiera a contemplar estos primeros compases en el itinerario de la cofradía.
Qiuzás, tanto en repertorio como en acompañamiento por parte del público, caben destacar dos partes diferenciadas en el recorrido. La primera de ellas, más solemne, que lleva al misterio de la Caridad desde su parroquia hasta el final de la Carrera Oficial. Marchas clásicas y un andar más presuroso pero sin perder las formas. Caridad cumple sus horarios y marca en esta primera parte un recorrido, quizás, más oficialista.
La segunda parte comienza con la bajada de la calle Tomás del Valle y la entrada en las populares Siete Revueltas. Todo un barrio espera el paso de la cofradía y eso se nota también en el propio cortejo. La oficialidad queda a un lado, los horarios tampoco son algo fundamental puesto que ya no interfieren a ningún otro cortejo y la hermandad se hace del barrio, del propio barrio en el que se fundara.
Esta segunda parte se marca también por el cambio en algunas composiciones que se interpretan y quizás por la carga que en algunos momentos se apodera también de este sentimiento que nace del barrio y de la hermandad.
La cofradía volvió a su templo tras una portentosa subida de la popular calle Comedias en una jornada de Martes Santo pletórica en todos los sentidos para los cofrades de la Caridad que vieron, por fin, cumplidos sus deseos de no tener que mirar al cielo tras pasar la Carrera Oficial.
Ya, desde hoy, se piensa por San Francisco en una nueva salida y una nueva fase del trabajo de recubrir de plata el paso-joya de esta cofradía. Ya queda un día menos para el Martes Santo de 2016. (ISLAPASIÓN).