Hermandad de la Soledad

La Hermandad de la Soledad celebró la festividad de San Joaquín y Santa Ana con una eucaristía

Ayer, 26 de julio, festividad de San Joaquín y Santa Ana, la Hermandad de la Soledad celebró la jornada dedicada a los padres de la Santísima Virgen con una eucaristía a las ocho de la tarde en la Iglesia Mayor.

Media hora antes se iniciaron estos cultos con el rezo del Santo Rosario en el primer templo de la ciudad.

Las imágenes de San Joaquín y Santa Ana -que acompañan a los Titulares de la hermandad en el altar de diario-, padres de María Santísima, fueron donadas a la hermandad en el año 1782, quince años después de la adquisición del altar.

Las ménsulas del retablo que flanqueaban el camarín de la Virgen habían permanecido vacías, según parece, durante todo ese tiempo.

Siendo prioste Gaspar de Molina y Zaldívar, marqués de Ureña, estas pequeñas tallas dieciochescas fueron entregadas a la cofradía por el vicario don Francisco Castañeto, para que la corporación las usara como propias y las incluyera en el inventario de su patrimonio, renunciando dicho señor vicario a cualquier derecho sobre ellas.

Las imágenes habían sido donadas a la iglesia mayor por Joaquín García, comisario retirado de la Real Armada, bajo la condición “de que no se les han de tocar para estofarlas ni darles otras pinturas que la que tienen”. El vicario Castañeto las cedió en propiedad a la hermandad con la misma condición.

Desde entonces y hasta la actualidad, se les ha rendido culto en el altar de la corporación soleana.