Orden Seglar de los Siervos de María

La dolorosa Servita recorre las calles de La Isla en una silente estación de penitencia



Eran las siete de la tarde y los hermanos de la Orden Servita permanecían en el interior de la Iglesia Mayor Parroquial tras la misa preparatoria para la salida procesional. La cuadrilla de hermanos cargadores encabezada por su capataz José María Vidal realizaban las comprobaciones necesarias para ver que todos los elementos que configuran el paso de templete estaban correctamente colocados.

Un cuarto de hora más tarde se abrieron las puertas del primer templo de la ciudad para que comenzara a procesionar este reducido, pero a la vez rico en detalles, cortejo que abre el Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Las parejas de penitentes iban descendiendo la rampa que da acceso a la calle Real mientras que en el interior el paso se levantaba por vez primera tras la llamada de Alfonso Berraquero García. Esta levantá quiso dedicarse al autor del Titular cristífero de esta cofradía así como esteta de la misma. Un emocionado Berraquero levantó el paso tras las palabras del capataz.

El paso de templete se puso en la calle con el único acompañamiento musical de la capilla de música que antecede al mismo. El cortejo ya enfilaba la Carrera Oficial con un ritmo de paso acelerado pero que marca la idiosincrasia de esta corporación.

Entre los detalles más novedosos en la tarde-noche de ayer destacaba un relicario que ya se utilizó en los cultos cuaresmales y que estaba colocado en el entrecalle de la candelería que iluminaba a la dolorosa Servita.

Como es costumbre mucho público en algunos puntos concretos del recorrido destacando su paso por la calle González de la Vega -popularmente conocido como Callejón de Ánimas- en el que una petalada saludó a la Virgen de los Dolores. También confluyeron muchos cofrades en puntos del recorrido como fue el paso por el convento de las Madres Capuchinas o la entrada en su barrio ya de vuelta.

Quizás una de las dudas suscitadas este año venía de la mano del cruce entre las calles Pérez Galdós y el callejón Capataz Nicolás Carrillo donde la cofradía de Vera-Cruz debía pasar antes que Servitas en un horario muy ajustado. Los cofrades de Vera-Cruz dejaron expedito este lugar con una diferencia de unos cinco minutos suficiente para que el cortejo Servita discurriera con total normalidad.

La recogida, en la que el público no acompañó guardado silencio, estuvo también respaldada por muchos isleños que no quisieron perderse la primera de las recogidas que se sucederían en la noche del Miércoles Santo.

Una vez más los Servitas supieron estar a la altura y completaron una estación de penitencia en la que el silencio del cortejo y la ausencia en un público que quizás aún no sabe diferenciar entre distintos tipos de hermandades fue la nota predominante. El próximo año se espera esta salida con algunas mejoras en el patrimonio de la misma como la siguiente fase de la talla del frontal y quizás alguna recuperación histórica dentro de su cortejo. (ISLAPASIÓN).