La Divina Pastora Coronada recorrió entre exornos y marchas las calles de su barrio
Llegó la tarde del 15 de agosto. Desde dos horas antes de la salida los aledaños de la iglesia de la Pastora ya se encontraban teñidos del blanco de los hermanos costaleros que se congregaban en la antesala de los momentos gloriosos junto a la Copatrona.
La bajada del paso desde el altar mayor del templo hasta el centro de la parroquia fue el primero de los momentos de una tarde en la que acompañó el tiempo y no se registraron las altas temperaturas propias de esta jornada.
Los hermanos, devotos y representaciones fueron llegando de manera escalonada hasta que pasadas las siete de la tarde ya se encontraran los primeros isleños en la plaza de la Pastora esperando la salida. Gran ambiente dentro y fuera del templo en los que se notaban las ganas de procesión tras un año marcado por el X aniversario de la Coronación a la Virgen.
A las siete y media de la tarde se abrían las puertas de la Pastora pero no de la forma que estaba prevista. La hermandad quiso dar esta distinción a un hermano allegado a la corporación, en este caso el escultor e hijo predilecto de la ciudad Alfonso Berraquero García, pero que por motivos de salud no pudo estar presente.
El cortejo conformado por la Cruz parroquial seguida de los jóvenes pastoreños con varas y las representaciones se ponía en la calle cuando sonaba por primera vez en el interior del templo el llamador. Esta, la primera levantá, estuvo dedicada a la comunidad de Padres Carmelitas de la ciudad con motivo del V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Por no encontrarse en la ciudad ningún representante fue el Hermano Mayor de la Pastora, Juan José Romero, quien dedicó esta levantá.
Los primeros rayos de sol incidieron sobre el dorado canasto que avanzaba antes de revirar para encarar la puerta principal del templo. De nuevo -por segundo año consecutivo- la Divina Pastora salía a la plaza que lleva su nombre sin la interpretación del Himno Nacional, aspecto este que creó controversia el pasado año y que de nuevo se ha vuelto a repetir.
Fue con su marcha “La Divina Pastora” de Camilo Pérez Monllor interpretada por la Banda de Música del Maestro Enrique Montero de Chiclana con la que la Santísima Virgen volvía a encontrarse con la ciudad de San Fernando. A esta composición le siguieron “Virgen de los Reyes” de Abel Moreno y “Madrugá Macarena” de Pablo Ojeda con las que el dorado paso de la Divina Pastora cruzó la plaza y enfrentó la subida de la calle Marconi que se encontraba exornada de forma especial.
Flores de papel, balcones exornados y una alfombra de sal de la asociación de belenistas de “El Redentor” recibieron a la Divina Pastora en la calle que antiguamente llevaba su nombre, hoy Marconi. Quizás el punto del recorrido en el que hermanos y devotos más trabajaron en la última semana para que luciera como la Virgen merece.
El andar costalero proseguía entre levantás dedicadas y marchas que seguían sonando hasta la llegada del paso a Cardenal Spínola donde la hermandad realiza una ofrenda floral ante el busto del insigne Beato isleño. También aquí, como es tradicional, se habilitó un espacio para que un grupo de ancianos pudieran ver de manera más cómoda a la Santísima Virgen que se les giró para que pudieran contemplarla mejor.
En este momento del recorrido el cortejo adquiere un ritmo más rápido que lo lleva a pasar por calles como Rosario o Murillo en uno de los momentos en los que se registra un mayor número de público en las calles.
El siguiente de los puntos de mayor interés llega con el paso de la Divina Pastora por el último tramo de la calle San Gaspar y su giro hacia Constructora Naval con la interpretación de la marcha “Amarguras”. Un giro que se hace eterno entre el silencio del público y que concluye posando el paso frente a la puerta del convento de las Madres Capuchinas.
Allí la hermandad realiza cada año una ofrenda floral y reza en el interior del convento en un acto de confraternización más con las Capuchinas. A ellas se les giró el paso tras la levantá que realizara la comunidad parroquial de San Francisco con motivo del 250 aniversario de este templo isleño.
Antes de abandonar Constructora Naval una nueva petalada a la Virgen acompañadas de los vivas propios que suelen acompañar a estos momentos. Desde aquí el paso continuó con un repertorio de marchas clásicas hasta llegar a la confluencia de Churruca con Ancha en la que con “Margot” se vivió uno de los momentos de mayor solemnidad.
La bajada de la calle Ancha de nuevo congregó a muchos fieles que desde aquí acompañan a la Virgen en lo que es la vuelta a las entrañas de su barrio. No faltaron los cánticos del coro que cada año, al final de la calle Ancha se reencuentra con la Pastora en uno de los puntos tradicionales de este recorrido.
Ancha, Manuel Roldán y la llegada al punto más esperado de la tarde-noche agosteña: el callejón San Miguel. Aquí junto al recuerdo a Manolo Fraga y su familia se vivió el momento de mayor expectación. Una gran petalada cubrió el paso de la Virgen mientras sonaba “Encarnación Coronada” que fue apagada por el sonido de una enorme traca que anunciaba que la Virgen ya se encontraba en uno de los epicentros devocionales del barrio.
Petalada que se repitió a la salida del paso de la Virgen de este callejón con la confluencia de la calle Doctor Cobos y que dejó para los allí presentes uno de los mejores momentos de la procesión mientras los músicos de Chiclana interpretaban “Caridad del Guadalquivir”, la única marcha que se salió de los cánones del repertorio clásico que la hermandad pastoreña imprime durante las horas de su salida.
El siguiente punto de mayor expectación fue el paso por la calle Bonifaz y en especial por la casa del imaginero isleño Alfonso Berraquero. Por los motivos de salud que dejaron sin poder ir a abrir las puertas del templo rezaron los pastoreños en la misma puerta de su casa rogando a la Virgen por una pronta mejoría. La Virgen se giró también allí.
La última parte del recorrido, la que lleva a la Pastora por Bonifaz, Marqués de la Victoria y Santa Rosalía volvió a congregar a cientos de devotos que no quisieron perderse ni una sola de las chicotás del paso de la Copatrona. Engalanada también la parte final de la calle Santa Rosalía con banderolas que incluían textos alusivos a la Divina Pastora.
La Virgen volvió a levantarse frente al Bar “Casa Naca” con una levantá dedicada a la familia que regenta este conocido lugar de reunión del barrio pastoreño. Desde este punto sonaron las marchas “Estrella Sublime”, “Triana de Esperanza” y el Himno Nacional que si volvió a sonar cuando la Virgen cruzó el dintel del templo pastoreño para el comienzo de la espera de un nuevo 15 de agosto.
Ya en el interior del templo no faltaron los cantos a la Virgen que concluyeron con la Salve Pastoreña y los últimos vivas antes de que los cuatro zancos se posaran de nuevo sobre el mármol de la Pastora como broche final a una extraordinaria jornada para los pastoreños.
Una jornada que deja como balance un mayor esmero en los exornos y un transitar rodeada siempre de fieles de la Santísima Virgen que volvió a pastorear por las calles de La Isla. (ISLAPASIÓN).