El Sermón de la Soledad culmina un Viernes Santo blanquinegro
La Hermandad de la Soledad es historia y devoción bicentenaria. El origen de nuestra Semana Santa, y el final de un Viernes Santo cuando cae la noche sobre la Iglesia Mayor. Es el principio y el final. Pero es sin duda una devoción arraigada en la ciudad.
Por ello desde que tras la Hora Santa del Nazareno y hasta que finalizó el acto del Sermón a la Soledad por la tarde muchos fueron los cofrades que asistieron para rezar durante unos minutos ante el Cristo de la Redención y la Virgen de la Soledad que se disponían en su altar de diario pero mostrando en un primer término la iconografía del traslado al sepulcro rematado en segundo término por la Titular dolorosa de la corporación soleana.
Los actos de culto -salvo el rezo del Ángelus- se centraron en el horario de tarde, tras la celebración de los Santos Oficios del Viernes Santo. En este caso se recuperó un histórico acto que se realizaba cuando la cofradía no podía -por cualquier motivo- realizar su salida procesional: el Sermón de la Soledad.
Un acto que contó con el Rvdo. P. Alfonso Gutiérrez Estudillo para la oración y meditación así como el acompañamiento musical del quinteto de metales de la Banda de Música de la ACM Agripino Lozano, formación que acompaña a los Titulares de la Hermandad de la Soledad en la tarde-noche del Viernes Santo, así como el grupo Armonía Músico Vocal y Resonant Brass.
Un acto que se alargó por casi dos horas de duración y que tuvo a los hermanos que asistieron en una meditación constante ante los Titulares con unas palabras muy actuales del sacerdote isleño.
Tras el Sermón de la Soledad, presidido en el presbiterio por una cruz, finalizaban los actos celebrados para conmemorar este Viernes Santo tan particular de 2021.
