Un mar de capirotes verdes conquista La Isla junto a Gracia y Esperanza y el Cristo del Huerto
El cortejo más amplio que se pone en la calle en nuestra Semana Santa. Pero algo más. Algo más que números. Algo más que cifras de hermanos. La Hermandad del Huerto es una puesta en escena completa de lo que es una hermandad de barrio en La Isla pero sin perder el norte y sabiendo exponer lo mejor en cada faceta.
Así es el Huerto y así podría escribirse la crónica cada año. Pero en este cuando un sol de justicia ilumina a la Cruz de Guía en la salida, los horarios se clavan y nada hace temer por un regreso tranquilo al barrio, entonces, entonces es más Huerto que nunca.
La segunda de las cofradías pastoreñas en hacer su salida procesional discurrió algo más pausada que de costumbre en la primera parte de su recorrido -el de ida a la Carrera Oficial- puesto que no querían verse cortados por la Hermandad de la Caridad en el encaje de Real con Dolores. No fue así, Caridad cumplió y el Martes Santo volvió a ser un reloj.
Ese reloj al que la alegría en sus manecillas se la dan, en buena parte, los pasos de la cofradía hortelana que concentran las miradas de los cofrades isleños en el centro de la ciudad.
La vuelta al barrio en Ancha es sinónimo de parada obligatoria cada Martes Santo y el binomio entre los cargadores y las bandas -Morón y Fernando Guerrero en un muy buen nivel- hacen que la cofradía vuelva a lucirse en este punto tan singular de nuestra Semana Santa.
También es bueno verlo -como así lo hicieron muchos cofrades- en su paso por la calle Maldonado exornada por los vecinos o la bajada de Marconi ya cuando se ve cerca el templo pastoreño.
Si acaso algo sobra es el encuentro entre los pasos. No transmite y dilata en exceso la recogida perdiendo ese carácter tan peculiar que mantiene la cofradía desde mucho antes que se abran las puertas hasta que los pasos vuelven a posarse de nuevo sobre el mármol de la Pastora.
La Hermandad del Huerto algo más que el mayor cortejo de nuestra Semana Santa. (ISLAPASIÓN).