En las carreteras y calles de nuestras ciudades, es común ver unos cables negros estirados a lo largo del pavimento. A simple vista, podrían pasar desapercibidos, pero estos cables juegan un papel importante en el monitoreo del tráfico en las vías públicas. Se encuentran principalmente en carreteras y calles gestionadas por la administración pública y sirven para recopilar datos clave sobre la circulación vial.
Estos cables, que suelen terminar en una caja que alberga su mecanismo, son una herramienta básica pero eficaz que permite analizar el flujo de vehículos, el comportamiento del tráfico y otros datos de relevancia para la Dirección General de Tráfico (DGT). Estos dispositivos, desplegados a lo largo de más de 3.500 puntos en toda la red nacional, ayudan a identificar patrones de congestión y analizar factores de riesgo en el tráfico.
Funciones de los cables negros en carreteras
- Medición de densidad de tráfico: Los cables están diseñados para registrar el paso de cada vehículo, proporcionando un recuento detallado de la cantidad de coches que transitan en una vía específica.
- Análisis de puntos conflictivos: La DGT utiliza esta información para detectar zonas con alta densidad de tráfico que pueden ser puntos críticos o propensos a accidentes.
- Control de horarios y variaciones: Los dispositivos instalados en vías municipales permiten a los ayuntamientos identificar horas pico y ajustar la planificación del tráfico.
¿Cómo funcionan estos cables?
El mecanismo detrás de estos cables es muy simple y económico en comparación con cámaras de tráfico. Están llenos de aire, y cuando las ruedas de un vehículo pasan sobre ellos, la presión activada comprime el aire, lo que dispara un sensor en la caja ubicada en un extremo del cable. Normalmente, estos sistemas funcionan con uno o dos cables; los de doble cable pueden medir el tiempo que toma el eje delantero de un vehículo en pasar de un cable a otro, lo que permite calcular la velocidad del vehículo.
Más allá de la densidad de tráfico
Además de contar vehículos, algunos de estos sistemas avanzados pueden medir la velocidad de los coches y diferenciar el tipo de vehículo en función del peso. Esta capacidad es particularmente útil para estadísticas que requieren distinguir entre automóviles, camiones y motocicletas, proporcionando datos valiosos para el análisis del tráfico y la seguridad vial.
Aunque no cuentan con cámaras, algunos países europeos han comenzado a implementar sistemas similares con radares bajo el pavimento que permiten medir la velocidad de los vehículos. Este avance tecnológico podría extenderse en el futuro, sumando una capa adicional de control en la red de carreteras.
Así, estos cables negros cumplen una función esencial en la gestión del tráfico, facilitando a las autoridades el análisis de datos precisos y mejorando la seguridad vial de las carreteras y calles urbanas.