Semana Santa Sevilla y provincia

Puntadas para la memoria en la nueva túnica para el Señor de los Gitanos de Sevilla

La hermandad de los Gitanos ha inaugurado en el Círculo Mercantil la muestra «Puntadas para la memoria». Un recorrido histórico y sentimental por el mejor bordado de la corporación de la Madrugada con el estreno de la imponente túnica realizada por Sucesores de Elena Caro para el Señor de la Salud y que reproduce la pieza decimonónica quemada en la Guerra Civil.

El sabor de la esencia más pura de una cofradía divide la muestra en paneles con fotografías en sepia, blanco y negro y color, en función de la época. La obra protagonista, extendida en vertical sobre un pedestal, «sirve de nexo de unión entre la parte antigua y la nueva», como argumenta el comisario de la muestra, Francisco Conde.

El primer bloque se compone de piezas que no perecieron en la quema de San Román del año 1936. Entre ellas se encuentra el libro de regla, el antiguo cíngulo con la peculiar rosa de pasión con el que se bendijo la nueva imagen del Señor, el escudo del palio de 1919 y la saya de Juan Manuel Rodríguez Ojeda (única pieza que se conserva de la anterior dolorosa). «Esta exposición demuestra también que ni el palio ni el manto fueron quemados en la guerra. Se entregan a cuenta del nuevo y la casa Caro lo vende posteriormente, no sabemos a dónde», destaca Conde.

«Tras el resurgir de las cenizas, el ingenio sirvió para suplir las dificultades de la posguerra», así se argumenta la segunda fase de una exposición que presenta con todo su esplendor a una de las mantillas más valiosas de las dolorosas sevillanas, del siglo XIX y donada por la duquesa de Peñaranda, que sirvió para inmortalizar la fotografía de la Virgen de las Angustias tras la cámara de Haretón.

«Tras el resurgir de las cenizas, el ingenio sirvió para suplir las dificultades de la posguerra», así se argumenta la segunda fase de una exposición que presenta con todo su esplendor a una de las mantillas más valiosas de las dolorosas sevillanas, del siglo XIX y donada por la duquesa de Peñaranda, que sirvió para inmortalizar la fotografía de la Virgen de las Angustias tras la cámara de Haretón.