Ayer se celebró la tercera jornada de la novena preparatoria para la Coronación Canónica del Bendito Patriarca, titular de la Parroquia de San José de Cádiz, en una jornada dedicada a San José y la vida consagrada.
Para ello presidió la celebración religiosa el Rvdo. P. Fray Juan Dobado Fernandez, O.C.D., prior del convento del Santo Ángel de Sevilla y del Rvdo. P. Fray Francisco Antonio Gutierrez Alonso, O.C.D así como de la Orden Seglar del Carmelo de Cádiz.
Además, en esta tercera jornada, también se celebró los cultos mensuales de la cofradía carmelitana de Jesús de la Paz.
En esta tercera jornada dedicada a San José y la Vida Consagrada destacó la figura de Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia y reformadora del Carmelo descalzo.
Fray Juan Dobado quiso centrar su homilía en la estrecha relación entre Santa Teresa y el Glorioso Patriarca pues ha disertó sobre la figura de San José en la vida de esta. Nombró a Santa Teresa como «Apóstol de San José» pues se la considera como la verdadera impulsora de su devoción que pasaba desapercibida en su época.
Santa Teresa se encomendó a San José constantemente en su vida. Tres momentos claves destacaba el predicador: el primero a los 26 años que, tras quedar en coma y recobrar la conciencia a los cinco días, dijo haberse encomendado al Custodio de Jesús y desde entonces celebró su fiesta con solemnidad. A los 39 años, la Santa que veía dejada en mundo y al encontrar un Ecce-Homo en el altar del convento cobró la necesidad de Dios al que decidió entregarse por completo. Por último, a los 45, tras recibir la comunión escuchó al Señor decirle que debía fundar un convento con el nombre de San José y así comenzó su reforma.
Ella decía que la Virgen Nuestra Señora, la que amparaba a todas, era la priora de sus conventos mientras que San José, su esposo, el subprior. Concluyó el predicador de esta tercera jornada su homilía con cuatro ideas sacadas de los escritos de la Santa sobre el Bendito Patriarca. En primer lugar, lo considera autoridad, pues ejerce el mismo poder en el cielo que el que ejerció con la Sagrada Familia en la tierra. Era el jefe que debía conducir y cuidar al Niño y su Madre. También se le considera humilde. El Patriarca siempre siguió los planes del Señor desde la sombra y así «debemos hacerlo nosotros» aseguraba Fray Juan Dobado.
Especialmente, decía Santa Teresa, San José es intercesor pues mientras que al resto de los santos se le piden intenciones concretas, al Bendito Patriarca se le invoca ante cualquier necesidad y todo lo concede. A Él encomendaba todas sus fundaciones. Por último, debemos tomarlo, decía Fray Juan Dobado, «como maestro de oración, a la que dedica su tiempo la vida consagrada, y del que debemos aprender para acrecentamiento de nuestra fe».
En esta celebración se han estrechado vínculos con la Orden de los Carmelitas Descalzos, herederos del impulso y la devoción al Glorioso Señor San José. (ISLAPASIÓN).