La Cabalgata de Reyes Magos colmó de caramelos e ilusión las calles de San Fernando
Este año sí. 2022 si trajo una Cabalgata de Reyes como se acostumbraba, con mascarillas, pero con todo lo demás. Y es que el 5 de enero se recordará por la vuelta de uno de los acontecimientos más destacados que vive cada año la ciudad. San Fernando volvió a ilusionarse junto a Melchor, Gaspar y Baltasar.
Desde algo antes de las seis de la tarde la zona de entrada en el barrio de Camposoto se llenaba de padres y niños que querían ver los primeros instantes de la Cabalgata. Las carrozas, alineadas en la Avenida Constitución, salían minutos después de las seis de la tarde por la calle Carretera de Camposoto en un recorrido que se modificó para que discurriera por las grandes avenidas.
Desde este punto para continuar por Ponce de León, Al Ándalus, Hornos Púnicos, León Herrero y Arenal, para culminar en Reyes Católicos. En total 300 metros menos de recorrido que el tradicional de cada año por la calle Real.
Las familias de San Fernando se lanzaban a la calle para disfrutar con los más pequeños de la casa de la cabalgata de Reyes Magos, que sentados en su tronos, y muchas veces de pie, han recorrido la ciudad para llevar la ilusión a los más pequeños. Lo advirtieron por la mañana, cuando sus Majestades aterrizaron en el helicóptero de la Policía Nacional en el Estadio Iberoamericano de Bahía Sur: “Estamos deseosos de disfrutar con todos los habitantes de esta ciudad, después de unas circunstancias que nos han impedido hacer una vida normal durante casi dos años”, decía Baltasar ante un graderío muy animado, acompañado de Melchor, Gaspar, la Estrella de Oriente y el Heraldo Real.
La Estrella había pedido a todos los presentes que vivieran el día con ilusión, y que la trasladaran al resto de días del año. Muchos les harán caso, pero es innegable que la víspera de Reyes es la jornada propicia para estas emociones, que se reflejan en los rostros de los niños, algunos exultantes por ver pasar las carrozas con todos los protagonistas y activos para coger caramelos. Otros observaban sorprendidos, y más pausados a la hora de agacharse para recolectar la gran cantidad de caramelos que se tiraban desde todas las carrozas, porque en San Fernando se optó por seguir adelante con esta tradición.
Algunos padres, eso sí, aleccionaban a sus hijos para que no se movieran del sitio que ocupaban, normalmente en primera fila, con los mayores -que también se divierten en este día tan especial- en segundo plano, aunque también muy avispados para alargar sus brazos y hacerse con los dulces. Los adultos cumplían con las exigencias: mascarillas y poca aglomeración (en buena parte del itinerario), la distancia ya era una cuestión más difícil.
No sería un día de cabalgata de Reyes sin que los habituales paraguas para intentar recoger más caramelos que el vecino se abrieran al paso de las carrozas, donde algunos niños y también mayores se afanaban en complacer las peticiones desde el público de caramelos. Pero no toda la expectación la centraban las golosinas, sino también el cortejo. Además de los habituales pajes el público aplaudió los esfuerzos de las bailarinas a ritmo de música de oriente, de las bailarinas que abrían sus alas, de las niñas que hacían acrobacias ante la admiración del respetable, a los miembros del grupo scouts que de nuevo un año más se apuntaban a esta cita.
Un cortejo, el de la Cabalgata, en el que faltaron las bandas y agrupaciones isleñas que un año más fueron sustituidas por música enlatada que hace que el público no interaccione de la misma manera, es uno de los puntos a mejorar en estos últimos años.
Tras llegar a Reyes Católicos, los Reyes Magos y el resto del Cortejo Real dejaron sus carrozas y fueron trasladados en autobús para la Adoración en el Castillo de San Romualdo, acto con el que se cerró una jornada intensa con la llegada de Sus Majestades en helicóptero, el posterior recorrido por San Fernando en el bus descapotable y, por último, la Cabalgata.