Humildad y Paciencia presidió el Vía-Crucis que da comienzo a la Cuaresma en La Isla
Día histórico para la Hermandad de Humildad y Paciencia. De esta forma calificaban minutos después de cerrarse las puertas de la parroquia de San Servando y San Germán muchos de los hermanos de esta corporación a las más de cinco horas vividas en esta jornada del primer lunes de Cuaresma.
Desde poco después de las cinco de la tarde los aledaños de la iglesia del barrio de la Ardila se llenaban de hermanos que tras un aguacero tremendo que caía minutos antes depositaban todas sus ilusiones en una mejora del tiempo para poder realizar este Vía-Crucis que tantos meses llevaban preparando. Y así fue. El cielo abrió -aunque el viento no amainó- y las puertas de la parroquia de San Servando y San Germán se abrieron como estaba previsto minutos antes de las seis de la tarde.
Dentro del templo se podían ver caras de ilusión al mirar a una parihuela de nueva hechura realizada por los propios hermanos de la corporación del Domingo de Ramos y en la que se mostraba el Cristo de Humildad y Paciencia con algunos retoques con respecto a como se presenta el Domingo de Ramos en su paso procesional.
El ángel que ofrece el cáliz al Titular cristífero se presentaba con ropajes a diferencia de la desnudez con la que se pude ver cada Domingo de Ramos. Además también una túnica pendía de la roca sobre la que se asienta el Santísimo Cristo, elemento este que tampoco se manifiesta en la salida procesional. Además todos los elementos se mostraban en metal plateado -a diferencia del dorado tradicional- con un juego nuevo de potencias y un nuevo cáliz.
Con un andar presuroso salía el cortejo del templo de la Ardila para buscar la confluencia de este lugar de la ciudad con la calle Real. Hasta aquí un ritmo como decíamos bastante acelerado que fue aminorando a medida que el cortejo entraba por Real a la altura de la Iglesia del Carmen. Y es que iban con bastante adelanto con respecto al horario marcado y no se podía llegar con ese adelanto horario al primer templo de la ciudad.
A los sones de un grupo de instrumentos de la Agrupación Musical “Ecce-Mater” de Cádiz los cargadores de la JCC (Jóvenes Cargadores Cofrades) fueron llevando al Señor hacia el epicentro de la ciudad. Estos sones correspondían a salmos principalmente y servían también como reclamo para aquellos isleños que paseaban por el centro de la ciudad a estas horas de la tarde-noche.
A las ocho de la tarde llegaba el cortejo a la Iglesia Mayor y entraba por la nave lateral del Sagrario para dejar al Titular cristífero de la hermandad en el centro del templo. A partir de aquí, y como se ha venido haciendo durante los dos años anteriores, el rezo del Vía-Crucis se hace con la parihuela presidiendo el templo y con la Cruz de Guía de la hermandad recorriendo cada una de las 14 estaciones.
Los asistentes -que llenaron el primer templo de la ciudad- pudieron seguir las meditaciones -realizadas por el párroco del templo de la Ardila- y la lectura de cada una de las estaciones mediante un pequeño libro en el que se recogía todo el carácter litúrgico del acto.
Las meditaciones fueron leídas por el hermano de esta corporación y ex presidente del Consejo local de Hermandades y Cofradías, Juan Pedro Fernández de los Ríos.
Tras el rezo del Vía-Crucis se volvió a formar el cortejo para en dirección al barrio de la Ardila llevar al Cristo de Humildad y Paciencia a su templo. En este cortejo se añadió la representación del Consejo local de Hermandades y Cofradías -Presidente y Junta Permantene-, el arcipreste de la ciudad y el Pregonero de la Semana Santa de 2016, Eduardo Albarrán Orte.
Ya con dirección puesta hacia el barrio de la Ardila el cortejo llevó un ritmo mucho más constante, muy parecido al de los primeros tramos del traslado de ida hacia la Iglesia Mayor. Este ritmo solo cambió en los momentos en los que se interpretaron piezas por parte de los músicos de Ecce-Mater y que los portadores de la parihuela usaron para ralentizar el paso.
Aún con estos momentos de receso al ritmo marcado el cortejo llegó a la iglesia del barrio de la Ardila a las once de la noche -con media hora de adelanto sobre el horario previsto- entre algunos fieles y devotos que no quisieron dejar solo al Cristo de Humildad y Paciencia en esta jornada.
Con el rezo a la Virgen de las Penas y las palabras de agradecimiento de Guillermo Zuaza, Hermano Mayor de Humildad y Paciencia, concluyó una jornada calificada como “sobresaliente” por el propio Hermano Mayor. (ISLAPASIÓN).